Imbuido en una soberbia ingenuidad, atravesamos una calle que discurría por vera de una muralla, (o así me indicó un buen amigo, vaya mi agradecimiento eterno para él si está leyendo estas líneas), flanqueada por un inmenso abanico de vegetación, una techumbre inclinada como bóveda de cañón fresca, que se cernía sobre nuestras cabezas, dotando […]
Leer más