Uno de mis mentores espirituales suele decir que en una vida de fe no existen las casualidades, sino las Dios-cidencias. Puede que hoy, en una tarde de domingo de ese “febrerillo el loco” que juega a echarle el pulso de la primavera a Marzo, mes con mayúscula en esta tierra, haya experimentado alguna de ellas. […]
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