Un lucero perfecto, deslumbrante, que contenía la entrega, la fe y el amor. Y entre todos los confeccionistas del metal argénteo ayudaron a Monseñor a posarlo suavemente sobre sus cuencas doloridas de marfil. De esta forma, pasada la una de la tarde, cuando dicha estrella circundaba las sienes de la Virgen de la Paz se […]
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