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“La Doctora Descalza”, 50 aniversario del Doctorado de Santa Teresa de Jesús desde la clausura

El año pasado, en plena pandemia, se cumplían los 50 años de la Proclamación Oficial de Santa Teresa de Jesús como Doctora de la Iglesia Universal. Fue el Papa Pablo VI quien la declaró la primera mujer Doctora de la Iglesia el 27 de septiembre de 1970. Una vez pasado el riesgo de la pandemia, en este mes de octubre, el mes de la Santa, el convento del Santo Ángel, en colaboración con el Círculo Mercantil, celebra este homenaje a la gran Teresa de Jesús.

En las salas del Círculo Mercantil nos acercaremos a la figura de Santa Teresa y su gran aportación a la espiritualidad cristiana hasta el punto de que sea reconocida como Doctora de la Iglesia, con capacidad y experiencia para enseñar a todo el pueblo de Dios. Maestra de la oración y de la contemplación, que medita en la Humanidad de Cristo; mística de altos vuelos, inquieta y andariega de los caminos, ella es Teresa de Jesús.

En el patio, nos recibe Santa Teresa, sentada, escribiendo, coronada con el birrete de Doctora, como la Orden del Carmelo Descalzo y la Iglesia ya la habían reconocido. Ataviada con hábito y capa de gala, bordados en el siglo XIX, aparece escribiendo, recibiendo la inspiración divina, ante la contemplación del misterio de Cristo Crucificado.

En la primera sala nos acercaremos a su obra escrita, a través de algunos manuscritos, como una Carta Autógrafa, y la edición de sus obras completas en diferentes siglos hasta llegar a la actualidad. Ediciones de gran valor que salen de las bibliotecas conventuales para el disfrute de todos. Junto a las obras algunas imágenes y pinturas que muestran la rica iconografía de Santa Teresa escritora y doctora. Aquí destaca la presentación de tres pinturas desconocidas, recién restauradas, que copian el original retrato de la Santa pintado por Fray Juan de la Miseria y conservado en las Teresas de Sevilla. Estas obras se encargaban para los nuevos conventos femeninos y masculinos que se fundaban desde finales del siglo XVI, porque querían contar con una copia del verdadero retrato de la Madre Fundadora.