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ENTREVISTA | Miguel Ángel Oliver, costalero de Sevilla: ‘Afición y devoción deben ser las dos cualidades del costalero, sin olvidar que somos Iglesia’

Miguel Ángel Oliver es alguien que siendo muy niño, en aquél colegio de los Salesianos de Triana que lo vio crecer, y al amparo de los ensayos de costaleros de María Auxiliadora, veía y sentía, y ya se colaba por sus sentimientos, una poderosa veneración sobre aquellos hombres que se metían debajo de las trabajaderas.

Ensayaban con ellos allí arriba los costaleros, niños sentados en una mesa de parihuela, no había sacos de arenas, ni vigas, eran niños, que empezaban a entender y a respetar el oficio, eran niños de Triana, para costaleros de Triana, y Salesianos.

 

¿Cofrade desde la cuna?

Pues prácticamente, sí. Desde muy niño viví en casa el espíritu, la devoción y el respeto por nuestra Semana Santa. Mis primeros recuerdos son en las sillas, en la Avenida, siendo un niño con mi madre y mi hermano. Una añoranza que siempre tengo presente junto al recuerdo de mi madre.

¿Qué recuerdos de la infancia y juventud cofrade recuerdas con especial cariño?

Mis primeros años en los Salesianos de Triana y la devoción por Maria Auxiliadora desde niño. Allí me enseñaron a ser cristiano y sentar las bases de mis creencias en la Iglesia.

Lo primero que se me viene a mi memoria de aquellos años…

Los ensayos de costaleros de Maria Auxiliadora, los niños nos montábamos encima de la parihuela para hacer de peso a los costaleros. Me acuerdo que estaba loco porque llegaran esos ensayos y pedirle a mi madre que me dejara ir por las tardes para verlos. Estoy convencido que allí nació mi espíritu de costalero.

¿Cómo te inicias en el mundo del costal?

Con 15 años, eran otros tiempos, no había el boom de costaleros que conocemos en la actualidad. Yo por entonces ya tenía mucha afición al costal y estaba loco por meterme donde fuera. Un amigo me llevó a la Lanzada porque buscaban costaleros en la cuadrilla de Manolo Torres, recuerdo como cuando entró la cofradía me dijo Manolo, niño, mañana te espero en la fábrica de tabacos que vas a sacar Las Cigarreras con nosotros. Y ahí empezó todo, en esta cuadrilla de hombres de Manolo Torres de lo cual me siento muy orgulloso y donde aprendí mis primeros pasos como costalero junto a ellos. Una cuadrilla de donde salieron grandísimos costaleros que terminaron en grandes cuadrilla de Sevilla.

¿Ha cambiado mucho a día de hoy ese mundo?

Para muchas cosas afortunadamente si, gracias a Dios ya no se ven mítines debajo de los pasos ni se pasan las fatigas que se pasaban en aquellos años, pero bien es cierto que de aquellos años si pongo en valor el espíritu de sacrificio que existía y como el costalero se sentía costalero por encima de todas las cosas. Era un estilo de vida. Tengo la satisfacción de haber podido trabajar cofradías con hombres que venían de los profesionales siendo yo un niño, y muchas noches de barra en el rinconcillo escuchando y aprendiendo sin abrir la boca. Hoy en día desgraciadamente hay chavales que a los 6 o 7 años de cofradías hablan que parecen que han inventado las cuadrillas.

¿Cómo se siente un costalero bajo la trabajadera del ‘Herodes’?

Un auténtico privilegiado. Para mí ha sido un honor trabajar durante 29 años a las órdenes de Los Villanuevas esa cofradía y ese paso. He podido conocer tres generaciones de la familia Villanueva mandando Herodes. Además es una hermandad ejemplar, a la que tengo que agradecer que me haya hecho sentir como en mi propia casa durante todos esos años. Ser costalero de Herodes al mando de Los Villanuevas es algo que te marca como costalero. Les estaré eternamente agradecido por su confianza y por tantos años de poder aprender con ellos.

¿Cuáles deben ser las cualidades que deben acompañar a un costalero?

Fundamentalmente entiendo que la afición, sin olvidar la devoción y que somos Iglesia. El costalero tiene que sentirse costalero, saber que trabajar una cofradía es algo muy serio y que juegas incluso con tu propia salud. Afortunadamente hoy en día existen muchos y buenos hermanos costaleros en las hermandades con mucha afición, si ambas cosas van unidas perfecto, porque para meterse debajo de un paso hay que tener mucha afición al trabajo. Igualmente el costalero tiene que tener disciplina y ser obediente con sus capataces. Y si no te gusta lo que hay irse en vez de criticar.

¿Y a un capataz?

A un Capataz le pido que sea eso, Capataz. He tenido la enorme fortuna de trabajar a las órdenes de la familia Villanueva 29 años de mi vida y eso marca como costalero. De la misma forma que llevo muchísimos años con Manolito Garduño en San Gonzalo. Un capataz debe y tiene que tener la personalidad suficiente para liderar un grupo de hombres a su cargo. Cuidar de ellos y mirar siempre por sus costaleros.

Hablando de capataces…¿Quiénes han creado escuela?

Hay muchos capataces que dejaron el legado de sus maneras y eso también es crear escuela. Hay familias como los Villanuevas, los Ariza, Antonio Santiago, los Palacios, Ismael Vargas, Juanma Martin, Manolito Garduño, los Ceballos, Pepe Luna, Salvador Perales, etc… y otros tantos jóvenes con mucha afición que vienen empujando fuerte y que estoy seguro ayudaran a conservar las tradiciones y lo que significa ser capataz en Sevilla.

¿Fue duro el pasado Lunes Santo?

Más que duro, porque estaba hecho a la idea, fue de tristeza, triste por algo que está muy por encima de la Semana santa, hablo de los fallecimientos que por aquel entonces se estaban produciendo y la ola de terror y miedo que vivimos. Dicho eso, también fue un Lunes Santo de mucha añoranza, Manolito nos hizo llegar un video por el grupo de WhatsApp de la cuadrilla con unas palabras muy emotivas y llenas de Salud, de Esperanza y de vida. Nos hizo sentirnos costalero estando como estábamos confinados en casa. A Manolito lo tendrían que conocer mucho más la gente, por encima de todo es un hombre bueno con muchísima más capacidad técnica de lo que imaginan. A muchos quisiera yo ver sacar y meter ese paso de cristo por la puerta de la Parroquia el Lunes Santo.

¿Cómo imaginas que podrá ser la Semana Santa de 2021?

Ojala me equivoque, pero entiendo que sería una temeridad hasta que no tengamos una vacuna efectiva. No puedes meter a 48 hombres debajo de un paso respirando los mismos aires sin un certificado de vacunación. Pinta mal… y feo.

¿Qué significa San Gonzalo en tu vida?

Es mi vida. Toda mi vida. Mi Dios y mi Virgen, mi gente, mis amigos, mis recuerdos, mi cuadrilla, mi capataz. Los mejores años de mi vida en San Gonzalo fueron cuando tuve el honor de ser Diputado de Cultos. Allí estuve muy cerca de nuestro Señor y de nuestra madre, disfrute muchísimo y tengo vivencias que nunca olvidare. He pertenecido a Juntas de Gobierno, fui nazareno de niño y costalero hasta el día de hoy.

¿Qué tienen de especial las trabajaderas del Soberano?

Para el que se siente costalero, supongo que como cualquier otra trabajadera. El costalero es costalero en la cofradía que trabaje. Pero para el que es hermano de San Gonzalo y además costalero es un sentimiento muy especial que nunca he llegado a sentir en ninguna otra cofradía. Es el día esperado, la ilusión y el privilegio de sentirte los pies del Señor, de pertenecer a una cuadrilla distinta y diferente que por encima de todas las cosas ama y venera al Señor Soberano. Es el orgullo de continuar un legado que iniciaron hombres muy importantes de la hermandad y si es posible incluso superarlo. Hay algo muy especial también que quisiera destacar en las trabajaderas de San Gonzalo, tienen nombres y apellidos, uno se llama Bienvenido Puelles Oliver y el otro Manolito Garduño. En ellos se encuentra la esencia de esta cuadrilla de costaleros.

¿Qué pasa debajo del paso del Soberano Poder cada Lunes Santo?

Pasa el sufrimiento, la devoción, el sacrificio, pasa que lloras como un niño, pasa que sientes la responsabilidad de seguir lo que otros muy grandes iniciaron, pasa que ves realizado un sueño, la ilusión de tu vida cuando aspirabas a ser uno de ellos, pasa que se para el tiempo, que se sufre muchísimo pero se disfruta más. Pasa que lo que he vivido debajo del Soberano no lo he vivido en mi vida en ninguna cofradía en los 35 años trabajando muchos pasos. Pasa que es mi hermandad y mi gente, y pasa que donde me diga Manolito Garduño que hay que ir, con él donde haga falta siempre.

¿Una estampa imborrable vivida en San Gonzalo?

Muchísimas… pero me quedo con sentirme costalero de mi Virgen de la Salud en su Coronación. Fue un momento que no olvidare jamás, nunca pude imaginar lo que se puede llegar a disfrutar debajo de Ella. Era un sueño… y yo estaba siendo parte de él. Y por hablar de otra más, cualquiera donde el duende de Bienve Puelles destapara el tarro de sus esencias y nos hiciera volvernos locos sintiéndonos los pies de nuestro Señor. Aquella etapa donde los mandos lo llevaban hombres como Bienve, La Heidi y Pollero fue realmente cumbre. Eran maestros en San Gonzalo.

Cigarreras y San Gonzalo ¿La unión perfecta?

… e indisoluble. No sería capaz de imaginarme al Soberano sin los susurros y oraciones que mi Banda de Las Cigarreras ofrece en cada partitura a través de la música. Es una trabajadera más. Para mí son la continuación de la cuadrilla, y además, y es una opinión totalmente personal, son los sonidos de Sevilla. A ellos no hace falta decirles nada, la compenetración es total.