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Iluminando a María: Entrevista a Reyes Laguillo, encendedora

La Semana Santa de Sevilla ha sido testigo de primera mano de cómo la mujer se ha incorporado en la participación activa de nuestra Semana Mayor. Tradicionalmente el papel femenino se ceñía a labores previas a la estación de penitencia, a ese ritual que  en  cada casa que se convertía en una tradición maravillosa y que se esperaba con anhelo cada Cuaresma. ¿Quién no recuerda a su madre planchando con el máximo cariño y esmero la capa, cosiendo el escudo, o sacando el bajo de la túnica del pequeño que ya no lo era  tanto? ¿Y a esa abuela preparando las torrijas o envolviendo los bocadillos para los nietos? Recuerdos de una Sevilla del ayer.

Sevilla fue también refrendadora de la asistencia de la mujer con voz y voto a los cabildos de las hermandades, de la primera mujer nazarena, de cómo las chicas formaban parte del cuerpo de acólitos de la cofradía, que de igual manera toquen en bandas de cornetas y tambores, que poco a poco se fueran incorporando a ser miembros de las juntas de gobierno y en definitiva, de una participación en casi, y digo bien, en casi todos los puestos de la nómina de la hermandad.

Existen ciertos sectores donde la mujer aún no está incorporada con naturalidad, donde todavía es prácticamente imposible ver a una mujer formando parte de ciertos gremios que se resisten a una evolución natural. Ojalá llegue ese cambio de la manera más diligente posible y podamos ver que el sector femenino participa en la Semana Santa en todos sus ámbitos y sin ningún tipo de complejos. Así lo deseo.

Les quiero contar la historia de una joven cofrade sevillana que sin hacer ruido se ha colado en un puesto de los que parecía que estaban reservados a varones, o que al menos hasta día de hoy no había despertado la curiosidad de ninguna chica. Reyes Laguillo en una chica de tan solo 20 años que ilumina los palios de María Santísima . Reyes  es «encendedora», por lo que tiene el privilegio de iluminar a María.

Salvo que me corrijan, no conozco ningún otro caso donde una chica haya cambiado la túnica o la dalmática de acólito para enfundarse un traje negro, coger una caña con pabilo y  encender el palio de María.

Con esta entrevista vamos a conocer la historia de  Reyes y trataremos de adentrarnos  algo más sobre este puesto que hasta día de hoy era casi en exclusividad para hombres.

¿Cómo y cuándo empezó esta pasión por encender pasos?

Esta aventura empezó hace 5 años, en la Semana Santa de 2013. Fue un amigo de la familia, Luis Chamorro, quien se puso en contacto conmigo unos años antes para proponerme ser la primera mujer encendedora, ofreciéndose a enseñarme este nuevo mundo para mí.

En ese año Luis me lo volvió a proponer, le dije que no me importaría aprender y poco a poco ir metiéndome en el mundo de los encendedores.

El Viernes de Dolores de 2013, empezó mi andadura encendiendo, en Villanueva del Ariscal, la Virgen de los Dolores, una imagen que me dejó cautivada desde el primer momento y hasta el día de hoy.

¿Qué palios has encendido?

Hasta la fecha he encendido como he dicho anteriormente la Virgen de los Dolores (Hermandad de la Santa Vera+Cruz de Villanueva del Ariscal), la Virgen de la Humillación (Hermandad de la Humillación de Camas), la Virgen de la Aurora (Hermandad de la Resurrección de Sevilla) y la Virgen de Guadalupe (Hermandad de las Aguas) de la que soy hermana desde hace 20 años.

Además  de encender en periodos de Semana Santa, he tenido el placer de encender a la Virgen de la Hiniesta en su salida extraordinaria por su 450 aniversario fundacional (Hermandad de la Hiniesta), la Virgen del Carmen de Calatrava (Hermandad de Nuestra Señora del Carmen de Calatrava) y la Virgen de la Hiniesta Gloriosa en el Corpus de Sevilla.

¿Te sientes una privilegiada por iluminar a la Madre de Dios?

Pues la verdad es que sí, es un gran privilegio poder dar luz a la Madre de Dios, porque es mi manera de dar testimonio de Fe a las distintas advocaciones de María que tanta devoción tienen en Sevilla y en los distintos lugares del mundo. Es un gran privilegio y una responsabilidad ser la primera mujer que ilumina a la Madre de Dios en Sevilla y en carrera oficial, ya que de esta manera la sociedad va aceptando la introducción de las mujeres en muchos mas ámbitos de la Semana Santa que aún están encerrados en el machismo.

¿Has tenido algún problema por ser una mujer y además muy joven?

Pues sinceramente con miembros de la propia cofradía nunca he tenido ningún problema ni he escuchado una mala palabra hacia mi persona sino todo lo contrario, siempre he escuchado palabras de agradecimiento y confianza, especialmente por el capataz  Antonio Santiago, con el cual he compartido dos Domingos de Resurrección con la Virgen de la Aurora.

Pero sí es cierto que una parte de los sevillanos cofrades aún no aceptan que una mujer  desempeñe ciertos papeles  dentro de una cofradía y menos que sea de cara al público.

En mi primer año en carrera oficial puede escuchar ciertos comentarios como “¿qué  pinta una mujer llevando una caña?, eso es oficio de un hombre”, «seguro que no enciende ni una vela” , o también «primero que aprenda a planchar la túnica» y cosas similares.

Pero no solo han sido comentarios ofensivos, ya que muchas veces también he escuchado “mira, una mujer encendiendo, vamos avanzando”, “olé tú que seguro que  lo haces de maravilla”, “enhorabuena por llegar hasta ahí, cada vez somos más mujeres dentro de las cofradías”.

Cuando enciendes, ¿te da tiempo a tener algún momento de reflexión con la Virgen o estás tan concentrada que sólo piensas en hacerlo bien?

Antes de comenzar la estación de penitencia siempre voy pensando en el privilegio que tengo de poder ir detrás de la Virgen y poder darle luz para que se luzca y que la gente pueda verle bien la cara, pero en el momento que empieza a oscurecer mi cabeza se centra en poder encender el mayor número de velas posibles y poderle dar luz rápidamente pero siempre con tranquilidad y sin nervios, porque cuando se trabaja tranquila todo se hace mejor.

¿Veremos alguna vez un gran número de mujeres encendedoras?

Pues sinceramente no lo sé. A día de hoy creo que sigo siendo la única mujer porque hay muchos grupos de encendedores que no quieren mujeres, aunque es cierto que una persona fuera de mi grupo que era encendedor me propuso irme con él a encender en  Jerez, gracias a Dios hay de todo.

Pero el hecho de que haya más mujeres encendedoras  no solo depende de las cofradías y los grupos de encendedores, sino de las propias mujeres, ya que muchas siguen pensando que es trabajo de hombres, que no sirven o incluso que van a estar mal vistas. Somos las mujeres las que debemos dar un paso al frente y reivindicar que somos capaces de desempeñar cualquier papel en las cofradías.

¿Qué es lo más complicado cuando tienes que encender?

En mi opinión y según mi experiencia, lo mas importante para encender es tener un buen pulso y confianza en uno mismo. Lo que más te puede complicar es que haya mucho viento y las aglomeraciones de personas delante del paso, eso dificulta bastante   el trabajo aunque entendemos que es algo normal. Pero siempre con respeto a la caña y con confianza todo es mas fácil.

¿Pasas miedo encendiendo?

Miedo no es la palabra, es respeto, ya que una mala acción o un mal movimiento puede ser un gran problema, por lo que es muy importante lo que he dicho anteriormente de la confianza. Hay que pensar que puedes con todo y que lo vas a hacer bien.

Una anécdota en la que lo pase mal fue en mi primer año encendiendo en Villanueva Del Ariscal, en el momento en el que estaba encendiendo las velas , al retirar la caña se cayó en el espacio libre de la candelería, lo que se conoce como la «calle», un  trozo de pabilo encendido, pero mis encargados en esos momentos estaban pendiente y lo apagaron corriendo. Ahí pensé que quizás esto no era para mí, pero son cosas del oficio que vas aprendiendo y mejorando.

 

Agradecer a Reyes el cariño con la que ha realizado esta entrevista y vaya desde aquí mi pequeño homenaje a todas aquellas mujeres que lucharon en su día por la igualdad de derechos en las hermandades y en la Semana Santa. La Fe, la devoción a Cristo y el amor a María no entienden de hombres o mujeres.