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📺 La Madrugá de Sevilla 1995. El encuentro de las Esperanzas

Revivimos la Madrugá de Sevilla de 1995 con las retransmisión que realizó Canal Sur televisión, año en el que aconteció el encuentro en la Catedral de la Esperanza de Triana y la Esperanza Macarena. Recordamos lo publicado el 16 de abril de 1995 por El Correo de Andalucía:

El palio de la Macarena había cedido el paso tanto al Calvario como a la Esperanza de Triana. Y cuando la Reina del arrabal trianero llegó a la altura de la Señora de Sevilla, el paso de aquella comenzó a revirar muy lentamente ante el asombro y la emoción de los privilegiados que allí se encontraban. La maniobra continuó hasta que las dos imágenes quedaron frente a frente, pero los costaleros de Triana no arriaron su paso sino que avanzaron ligera y cuidadosamente con mimo, para dejar los primeros varales del palio de su Virgen a un metro escaso de distancia de los del de la Macarena.

Y todo fue Esperanza

Veinticinco años se cumplen en la jornada de hoy, 14 de abril, de uno de los acontecimientos más recordados de la Semana Santa más reciente, uno de esos hechos fortuitos que duran apenas unos minutos pero perduran toda una eternidad en el recuerdo de los sevillanos. Nos referimos al encuentro de las dos Esperanzas en la Catedral de Sevilla.

Aquel año, la lluvia había impedido que un mes antes el Señor del Gran Poder recibiera sobre su paso la Medalla de Oro de la Ciudad y sorprendió el Martes Santo a la hermandad del Dulce Nombre en la Catedral, donde quedaría resguardada hasta el Domingo de Resurrección, jornada en la que también regresó la Candelaria desde la Universidad. Pero de todas las imágenes que la lluvia regaló aquel año, la del encuentro de las dos Esperanzas fue la más emotiva por el fuerte impacto emocional y devocional que ambas imágenes representan.

Una llovizna que rompió la noche

La Madrugá se estaba desarrollando con normalidad hasta ese momento. Las seis cofradías de la jornada se encontraban en las calles cumpliendo los horarios establecidos cuando una llovizna sorprendió al palio de la Macarena a unos pasos de la Plaza de la Virgen de los Reyes, prácticamente en el umbral de la Puerta de los Palos. La hermandad de San Gil no quiso arriesgar y decidió dejar el paso de palio en la Catedral, a escasos metros de la Capilla Real, para sorpresa del público que esperaba fuera y de los propios periodistas que retransmitían en directo.

Por su parte, el misterio del Señor de la Sentencia, tras amagar con refugiarse en el Salvador, quedó resguardado en la Iglesia de la Anunciación, esperando la posibilidad de que el cortejo pudiera reunificarse tras haber quedado fragmentado. En la Catedral, con el palio de la Virgen de la Esperanza solo habían quedado los nazarenos más cercanos a la Dolorosa y el cuerpo de acólitos. La incertidumbre era alta y no se descartó suspender la Estación de Penitencia.

Esta desalentadora lluvia no persistió mucho y no fue lo suficientemente intimidatoria para que el Calvario siguiera los pasos de la Macarena. La cofradía de la Magdalena no dudó en poner su Cruz de Guía en la Plaza Virgen de los Reyes segundos después de la decisión de la Macarena. Todo el cortejo de negros nazarenos pasó ante el palio de la Virgen de la Esperanza, deteniéndose ambos pasos en una muestra fraternal de cortesía entre hermandades.

El encuentro

La llegada del Cristo de las Tres Caídas ya supuso un dulce anticipo de la estampa histórica que se estaba a punto de vivir. El portentoso misterio saludó a la Esperanza Macarena revirando levemente ante la Dolorosa de San Gil. Los primeros aplausos estallaron cuando Rafaé, el centurión a caballo, señaló el rostro de la Macarena en un emotivo momento. Joaquín Sainz de la Maza, en aquel entonces Hermano Mayor de la Macarena, fue invitado a tocar el martillo del misterio, en un gesto de deferencia de la cofradía trianera.

Y el momento culmen de la noche, que ya comenzaba a tornarse en amanecida, esperado desde el instante en que se supo que la Macarena permanecería en la Catedral, se produjo cuando llegó la Esperanza de Triana a la Puerta de Palos.  Allí, la Dolorosa trianera reviró en dirección a la Capilla Real, avanzando unos metros para encontrarse cara a cara con la Macarena. La Plaza Virgen de los Reyes irrumpía en aplausos por algo que solo podían intuir, pues no alcanzaban a ver. Ese privilegio lo tuvieron las cámaras de televisión que pudieron grabar, para dicha de todos los cofrades, el histórico momento, y los nazarenos y acólitos cercanos a ambos palios.

En el recuerdo queda el sonido de las bambalinas de la Esperanza de Triana entrechocando con los varales mientras sus costaleros la llevaban con elegancia y con mimo por las naves catedralicias hasta encontrarse con la otra gran Esperanza de la ciudad. No se pudieron evitar tampoco los aplausos en el interior del templo catedralicio cuando se detuvo el palio trianero a un metro del de la Macarena, formando una pequeña bulla en el escaso hueco entre ambos pasos que llevaban la candelería completamente encendida. Emoción desbordada que se canalizó con el rezo del Salve Regina, finalizado con un ¡Vivan las dos Esperanzas de Sevilla!

La salida triunfal de las dos Esperanzas

Pero los mejores sueños suelen ser fugaces. El tiempo pudo detenerse por unos instantes pero la realidad irrumpió en el trance para transformar el sueño en recuerdo. Y las Esperanzas tuvieron que seguir su camino. Las pocas parejas de nazarenos que habían quedado con la Macarena, aprovechando un hueco dejado por la hermandad de los Gitanos, formaron tras el palio de la Esperanza de Triana, que tras detenerse de manera breve al pie de la Giralda, reviró buscando la Plaza del Triunfo con los sones de la marcha “Esperanza de Triana Coronada”.

Es en ese mismo instante, con el naciente azul de una nueva mañana, cuando el palio de la Esperanza Macarena empieza a moverse, quedando cuadrado ante la Puerta de Palos unos segundos después de que la Esperanza de Triana completase la mencionada revirá. Ganó metros el palio trianero para que pudiese salir el de la Macarena, cuya cuadrilla de costaleros comandaba el ya mítico capataz Luis León

Y por fin la Macarena salió a la Plaza Virgen de los Reyes con los sones de la marcha que compuso Gámez Laserna. Se sucedieron los aplausos y los vítores mientras la Giralda era testigo de cómo cada una de las dos Esperanzas se marchaban por puntos cardinales opuestos después de haber regalado una estampa que difícilmente olvidará la Semana Santa de Sevilla.

El regreso

Aquella llovizna que dejó a la Macarena en la Catedral, y que siguió dejando algunos retazos en forma de “gotitas”, intranquilizó al resto de las cofradías de la jornada aunque siguieron haciendo sus recorridos. La del Silencio no se vio afectada al encontrarse ya en su templo. El Calvario y el Gran Poder aligeraron su entrada, completando su recorrido los de San Lorenzo con media hora de antelación. Por su parte, los Gitanos ralentizó el ritmo al llegar a la Catedral permitiendo salir a la Macarena. Una hora más tarde de lo habitual, cuando se aseguró que desaparecía el riesgo de precipitaciones, la hermandad que cierra la Madrugá regresó a su templo modificando el itinerario de regreso.

Por su parte, la mejoría del tiempo permitió un regreso apoteósico de las dos Esperanzas a sus respectivos barrios. La Macarena reorganizó su cortejo en el entorno de la Anunciación, sin que fuese necesario que el palio entrara en la que fue sede de la hermandad en la Guerra Civil y ambas dolorosas entraron en sus templos pasadas las dos de la tarde tras vivir una Madrugá de Viernes Santo histórica. Una jornada recordada como el día en que las dos grandes Esperanzas de la ciudad, las dos Dolorosas que representan con distinto rostro a la Madre de Dios y misma advocación, se encontraron bajo las naves de la Catedral que fue más que nunca Templo de la Esperanza. Quedaron olvidadas todas las absurdas rivalidades que tiempo atrás crecieron y emergieron del hombre. Por algo Sevilla es la Tierra de María.

 

(Fotografía Gabriel Pou)