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Canción de Soledades

Solo el hombre. Como un faro sin tierra.

Templando naufragios en sus ojos.

A salvo ahora el cielo y su deriva.

Solo en un mar de abrazos que hoy no son.

 

Solo en el envite de la duda.

Desbordado en el tormento de la tarde.

La luz quiebra el lirio y su aroma.

Solo un océano girando en sus confines.

 

Solo el eje de su tronco triste.

La lágrima que por ti asoma de nuevo.

Hoy su sangre calienta como la nuestra.

Solo el aire en la soga que te calla.

 

Sola la ventana y el silencio.

Hunde mi bastón rojo el asfalto y camino.

Quema en su espalda la daga de cualquier hora.

Solo la nada y la legión del mediodía.

 

Solo quien pregunta y aún espera.

Los novios doblando al tiempo sus esquinas.

El corazón ingobernable entre dos palmas.

Sola la calle amparada en el problema.

 

Solas y cerradas las casas incoloras.

El pan muerto sobre la mesa.

La puerta abierta a sobrevivir.

Solo a donde Tú quieras.

 

Solo, otra vez, el día. Solo el hombre.

Solo quien no está. Solo el Cautivo.