María Santísima Nazarena: Luz rota en la belleza
El día aquel en que tus ojos vieron el mundo se rompió la luz. En ti la luz no calienta, no resplandece, no ilumina. No hay blancura ni mañana. De tus labios solo un grito al vacío. Un grito que deshace nuestras distancias. Solo un grito alimenta este silencio que me consume. Solo un grito, el tuyo, ahoga la respiración y el aliento. No hay palabras que valgan.
En ti el oro es hilo triste. El bordado no maquilla una tez asaetada por las lágrimas. Mantiene la pupila el rumbo correcto hacia ningún sitio. Quizás hacia el silencio.
Por más que me preguntes jamás podré responder. No hallo el camino hacia ti, aunque lleves por nombre el de un pobre caminante. Esquiva y fugitiva, María llora. Tan solo es un sol de medianoche.
El día aquel en que tus ojos vieron el mundo, la luz quedó muerta. Y nació la belleza.
(Texto Manuel Lamprea)
