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Rancios y folclóricos

Sevilla es una ciudad que se caracteriza por su dualidad en casi todos los ámbitos de  la sociedad, Sevilla o Betis, Esperanza Macarena o Esperanza de Triana, Gran Poder o Pasión, marchas de palio o cornetas y tambores, veranos en Cádiz o Huelva… Y así hasta un sinfín de ejemplos.

La Semana Santa está repleta de estas dualidades, y los sevillanos suelen aceptar y convivir con naturalidad las mismas. En muchas familias hay miembros de uno u otro equipo y somos capaces de salir de nazareno en una hermandad de » barrio » y en una hermandad  «seria «.

Hasta ahí todo correcto. Pero últimamente empieza a repetirse con demasiada continuidad, sobre todo en redes sociales, un término para definir a un grupo de cofrades que son más tradicionales en sus pensamientos en torno a lo que rodea a la Semana Mayor, y se acoge con un cierto matiz no diré despectivo, pero sí con cierto desaire o repulsa. Es el  termino RANCIO.

Según parece los rancios son aquellos cofrades que tienen predilección por las hermandades serias, por el  cumplimiento de los horarios oficiales, por el  cinturón de esparto ancho, por ser cautos a la hora de poner una imagen en la calle, por los pasos que andan de frente y por la uniformidad de todos los miembros de la cofradía, con independencia del lugar y el papel que desempeñen.

Queridos amigos, si uno tiene estos gustos cofrades, y trata de preservar la tradición y la Fe desde un espíritu de solemnidad ¿ es un rancio ?, entiendo que NO, en todo caso son cofrades  TRADICIONALISTAS.

Del otro lado tenemos aquellos sevillanos que tienen cierta debilidad por las cofradías más alegres, bulliciosas, que realizan su estación de penitencia con igual devoción de Fe, pero la exteriorizan de manera más jubilosa. Estos cofrades se suelen identificar con cofradías de capa, con los palios con velas de cera rizadas, con un costero en el misterio y con una petalada en el palio, con una vuelta al barrio más «relajada». Y por tener este gusto, ¿ hay que calificarlos como FOLCLÓRICOS ? ¿O son jaraneros, jovialeros, jacarandosos? NO. Ambos somos  cofrades de Sevilla.

Por eso, desde estas líneas, quiero reivindicar el RESPETO a la diversidad y la igualdad de  trato del que no piense como nosotros. No caigamos en el error de catalogar a los cofrades por sus gustos, y menos cuando usamos el adjetivo con cierta descortesía o adustez, ya que nuestra Semana Santa ofrece un abanico de posibilidades tan enorme, que tienen cabida todas las combinaciones posibles. ¿En cuántas  familias se planchan túnicas de capa y otras túnicas que llevan la cola descansando sobre el brazo del nazareno?. Es posible ser rancio y folclórico,  es posible tener debilidad por el ruán negro y las zapatillas de esparto, es posible erizar el vello con una revira con campanilleros,     todo  eso y más es posible, porque al fin y al cabo, somos cofrades de Sevilla.