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La manía cofradiera: criticar

Sevillan@: «Perteneciente o relativo a Sevilla». A esta definición la Real Academia Española podemos añadirle otra acepción: «Persona criticona por naturaleza, desde el momento de su concepción». Y es que si por algo se caracterizan l@s sevillan@s es por su afán de analizar todo lo que acontece en esta tierra de María Santísima y criticarlo -no de forma constructiva-.

Pues bien, podemos trasladar perfectamente esta acepción al ámbito cofradiero. ¿Qué cofrade no ha criticado la forma de vestir de tal Virgen, la nueva marcha de una banda puntera o las velas rizadas de algún palio? Las críticas se dividen en dos tipos: constructivas y dañinas. Algunos cofrades adoptan la crítica constructiva y es más que respetable, siempre que se le comente a alguna persona que pueda solucionar el tema criticado. El problema está en la crítica dañina.

– Paco, no veas la nueva marcha de esa banda, parece la música que ponen los coches de choque de la feria de mi pueblo a las 6 de la mañana.
(El anterior personaje es el artista, y siempre es respondido por los palmeros).
– Cómo lo sabes Pepe, ya no se componen marchas como antes.
(Suele utilizar el argumento de: «todo lo pasado siempre fue mejor»).

Y esto, por desgracia, es muy habitual ente los cofrades. Hace poco tiempo escuchaba críticas hacia la salida extraordinaria del Gran Poder por el Año de la Misericordia, que según el autor, no debería salir. ¿Quién no ha escuchado nunca que tal coronación es inmerecida porque «no tiene devoción» o que tal procesión extraordinaria sale por jugar a los pasitos sin motivo? (Eso sí, es tal la hipocresía del cofrade, que al final el mismo que critica todo esto es el primero que se presenta en el acto atacado).

Nos quejamos de que en Sevilla no se hacen actos grandes, como Procesiones Magnas, que sí que se realizan en otras capitales andaluzas. Y es que es normal, ¿quién va a organizar nada sabiendo que va a ser criticado haga lo que haga? No soy partidario de que cualquier tiempo pasado fue mejor, eso sí, los tiempos pasados tenían algo que no tienen los tiempos actuales, y era el disfrute de los actos sin quejas. Disfrutemos de todas las procesiones extraordinarias, de todas las Coronaciones y de todas las nuevas marchas. Y pongamos fin a la gran manía cofradiera: criticar.

 

(Fotografía José Campaña)