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Esperanza de Linares

La Virgen de la Esperanza de Linares es una talla antigua datada en la década de los años veinte del siglo pasado. Su antigüedad y la falta de acreditación que justifique la autoría de la talla no son inconvenientes para comprobar en su hechura algunos rasgos formales que orientan su procedencia. En la restauración que Luis Álvarez Duarte realiza en los año noventa se encontraron una serie de elementos técnicos que la sitúan en su producción cerca de los círculos de la escuela lenvantina y mas concretamente valenciana.<br
Es una dolorosa de tenue duelo de gran belleza. Su ceño fruncido, su boca entreabierta y su mirada baja son características que realzan su expresión y ratifican la idea de su autoría. Su restaurador afirma que en su proceso de restauración encontró numerosas dificultades. Entre ellas la utilización de aglomerados de madera, escayolas encoladas o pasta para la creación del cuerpo. Por eso Duarte tuvo que intervenir suplantando estas deficiencias y creando un nuevo candelero aunque respetando siempre su sello original. <br

Y es que la historia de la Esperanza de Linares es compleja y llena de lagunas. Parece claro que desde los años veinte acompaña la imagen del crucificado en la estación del Viernes Santo. Pero tras la Guerra Civil, la imagen queda perdida, e incluso se llegó a pensar que había sido destruida como ocurriera con el Cristo. Por ello se encarga al escultor Gabino Amaya la creación de una nueva dolorosa para la estación de penitencia, junto con la de un nuevo Señor de la Expiración. <br
A finales de los sesenta, aparece la antigua Esperanza en la Agrupación de Cofradías y esta restaurada para su Estación de Penitencia, dejando de procesionar la de Amaya. Años más tarde llegaría la restauración de Álvarez Duarte, quien identifico su estilo con el de Pío Moyar.