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Triana llora al mudo de Santa Ana

«Ha muerto el Mudo de Triana». La noticia se extendió en la tarde noche de ayer, seis de diciembre, y conmocionó a un público cofrade que tenía puesta la mirada en los primeros besamanos de la Inmaculada y en la procesión de la Pura y Limpia. Porque el Mudo de Triana era sin duda uno de los protagonistas de la Semana Santa añeja, de esos personajes que pasaban con cariño y al mismo tiempo discreción. No es de extrañar pues que, entre tanta algarabía navideña, el viejo arrabal guarde ahora silencio por uno de sus hijos más queridos.

Francisco Rodríguez Moreno nació en el año 1933. Además de quedar huérfano pronto, una enfermedad provocó que siendo niño perdiera el habla. Eso no le impidió llevar una vida intensa y comprometida con su barrio, Triana, y su Parroquia, Santa Ana. En torno a ellos giró su existencia, siendo testigo de numerosos acontecimientos del barrio, la Parroquia y sus hermandades. Su trayectoria fue premiada con la concesión de la medalla Pro Eclesia et Pontifice en el año 2008, recibiendo esta máxima distinción que la Iglesia concede a los laicos de manos del Cardenal Amigo Vallejo.

Era costumbre verlo con el roquete y la túnica sosteniendo la cruz parroquial en la procesión de Palmas y Ramos, así como abriendo y cerrando las puertas de la catedral trianera, lo que provocó que también se le conociera como el cancerbero de Santa Ana. Allí, en el interior del templo, se conserva una imagen de San Pedro que el imaginero Enrique Lobo Lozano realizó con el busto del Mudo de Triana, perpetuando la presencia de este insigne trianero en la que fue su casa durante décadas.

Será precisamente la Parroquia de Santa Ana la que acogerá la misa de «corpore insepulto» de Francisco Rodríguez Moreno mañana 8 de diciembre a las 18:00 horas. Previamente, a las 17:30, tendrá lugar un responso en la Capilla de los Marineros.

Porque la vida del Mudo de Santa Ana no se podría entender sin su principal devoción, la Esperanza de Triana, de la que era hermano y a la que esperaba cada año junto a la catedral del arrabal. Era el momento en que se producía el milagro y el Mudo, con el esfuerzo del amor que siente un hijo hacia su madre, articulaba unas palabras cuando llamaba al paso de su Virgen. Un milagro que volvió a producirse en 2018, cuando la Virgen visitó el asilo de la avenida de Coria, donde Francisco Rodríguez pasó sus últimos años, retirado de la Parroquia que fue su vida, la que lo recordará por siempre. Que en paz descanse, el Mudo que conseguía hablar con el idioma de la Esperanza.

(Fotografía ANDALUNET)