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En Vídeo, la extraordinaria del Cristo de la Sed

El pasado sábado, 28 de septiembre, la Hermandad de Nervión celebró por todo lo alto sus bodas de oro fundacionales con una procesión extraordinaria con el crucificado de la Sed por las calles del barrio.

Quince minutos antes de la salida, la banda del Rosario de Cádiz llegaba en ordinario a la Parroquia de la Inmaculada Concepción, completamente desbordada en sus aledaños. Alrededor de las siete de la tarde, y con amplia presencia de medios de comunicación, devotos y visitantes, salía la Cruz de Guía con el calor azotando como el mediodía de un Miércoles Santo. Con tambores roncos seguidos de la marcha ‘Requiem’, en homenaje a Álvarez Duarte y ‘Cristo’ se ponía en la calle el Cristo de la Sed. ‘Tu sentencia’ fue otra de las marchas que se pudieron escuchar al finalizar la calle Cristo de ls Sed.

Los últimos rayos de sol de la tarde iluminaron los útiles de Luis Álvarez Duarte, que descansaban sobre el monte de rosas a los pies del Señor. Sonaba ‘Mi Cristo Moreno’ camino de Eduardo Dato seguida de la marcha ‘Pilatos a Jesús’.

‘Eternidad’ y ‘Pasión, Muerte y Resurrección’ sonaron camino del Hospital San Juan de Dios donde una multitud aguardaba la llegada del Señor.

El Hospital de San Juan de Dios era uno de los enclaves marcados en rojo de la procesión, y así lo hicieron saber todos los asistentes. Miles de personas agolpadas en Eduardo Dato siguiendo con la mente y el corazón las oraciones de todos los pacientes.

En aquella plazoleta se retiraron todas las representaciones de las Hermandades que dieron colorido al cortejo, y a partir de ahí, con la noche ya descorriendo su telón oscuro sobre Nervión, cada paso supuso un viaje al pasado de la historia del Cristo de la Sed.

‘Sentimiento Gitano’ y ‘La Milagrosa’ fueron las marchas que sonaron en la revirá hacia la calle Goya, para adentrarse en las entrañas del barrio.

Entraba el Crucificado de la Sed en su Parroquia, poniendo punto y final a una histórica procesión para el barrio de Nervión, que ya descuenta medio siglo de vida y cuenta otros tantos de ejemplo de comunión entre barrio y cofradía.