Últimamente ha surgido una corriente subjetiva en todo lo relacionado con las Hermandades y Cofradías, la cual se basa en los gustos de cada persona y no en los Evangelios. Es común escuchar argumentos como «este Cristo debe ir con túnica lisa porque a mí me gusta más así y le da más movimiento y realismo» o «no debe llevar túnicas bordadas porque Cristo era pobre».
Bien, ahora yo formulo la siguiente pregunta: si Cristo era pobre, ¿por qué va sobre pasos dorados y su madre bajo palios bordados? Ese argumento carece de sentido ninguno. Las imágenes son representaciones de Cristo, María, los ángeles y los santos con el único fin de evangelizar al pueblo. Para llevar a cabo esta evangelización, se debe hacer de la mejor forma posible. Es ahí donde intervienen los atributos. Un Cristo no lleva potencias porque quede más o menos bonitas, las tres potencias tienen un significado: la Omnipotencia, la Omnipresencia y la Omnisciencia de Dios. La corona de espinas tampoco la debe llevar por cuestión de gustos, sino como un atributo de la Pasión, y dicho atributo solo tiene sentido en los misterios que representan desde la Coronación de Espinas hasta la Crucifixión. Lo mismo pasa con las túnicas bordadas. Una túnica lisa no tiene ningún valor en la catequesis de la Iglesia, en cambio una túnica bordada es un atributo de la imagen ya que representa su Realeza y su poder. Igualmente sucede con las imágenes de la Virgen, sus mantos bordados y sus coronas simbolizan la Realeza de María sobre los Cielos y la Tierra.
En conclusión, espero que este artículo no quede solo aquí, sino que sea leído, comprendido y aplicado por todos los cofrades. Las imágenes deben, en la medida de lo posible, portar todos sus atributos. Los gustos podemos dejarlos para vestirnos a nosotros mismos.
(Fotografía Victor González)
