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Un sueño centenario para el Cartel del Rocío de Sevilla

Todo empezó una mañana,
Que quiso Dios el primero
Que no fueras obra humana,
Y te hicieran en los cielos.

Un sueño centenario enmarcado en dorados de una amanecida. Así es el Cartel de Pérez Indiano para la hermandad del Rocío de Sevilla.
Así lo soñó Muñoz y Pavón cuando la pelota estaba en el tejado. Así le habló la Virgen a Rafa Serna para que le regalase, los versos más bellos salidos de su corazón. Así lo sueña Sevilla cuando la llama de Pentecostés se hace carreta de plata en sus corazones.

Un sueño, del que emerge La Corona de la coronación de la santísima Virgen del Rocío, que allá por el 1919, hiciese presea de amor sus hijos, donándole lo más preciado que tenían, que no es el oro. No. Eran recuerdos familiares y sentimentales, que quisieron que coronasen sus benditas sienes en la muestra de cariño más palpable. Esta Corona está realizada mediante lapices policromos y pan de oro, simulando el brillo de la amanecida en Ella, de los primeros rayos de Sol en su rostro, que emergen cuales ráfagas del centro de La Corona.

Del canasto de La Corona, emerge la santísima Virgen del Rocío del simpecado de Sevilla, bajo la carreta de plata cobijándola. Los diseños de los bordados se pierden en el fondo en tonos verdes.

El fondo de cartel en acuarela, lo compone un plano del retablo mayor De la Iglesia del Salvador, basado en una imagen del fotógrafo Daniel salvador Almeida.

Bajo este retablo se fraguó el acto de amor más bello, la coronación de la virgen del rocío. De ahí la importancia en este cartel, en tonos azules y malvas emerge del fondo, apreciándose gran cantidad de detalles. Unos destellos de luz atraviesan este magnifico retablo. En el centro del retablo, la paloma de plata de la carreta emerge derramando sus dones de Pentecostés sobre la composición.

La amanecida.

Olores, colores, cohetes que suenan anunciando que sevilla se echa a las arenas. Rafa lo soñó Antes de vivirlo. Todo empezó una mañana. Unas siluetas de la Carreta y de caballistas, recortan el horizonte, en tonos rojos. Color sacramental, a Jesús por María…
Enmarcando la palabra, que palabra… ROCÍO.
La R hace alusión al broche tan característico que la virgen posee con su nombre y que porta en su saya.
Letras verdes, con el sabor a la cerámica popular, así está creada la leyenda de Sevilla.

El que canta, ora dos veces… decía san Agustín. ¡Y como oraba Rafa Serna! Su último vuelo. Su vuelo a la casa de la Madre guiado por dos Palomas, sus versos lo llevan en volandas a las plantas de la Virgen del Rocío.

Así es el homenaje de Pérez Indiano a él y a este centenario de la coronación. Plasmando sus versos en un papel de esbozo, donde las primeras y más verdaderas ideas se anotan para ser el inicio de algo grande.