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El último Triduo de las Lágrimas en San Román

El triduo que la Hermandad de la Exaltación celebra a la Virgen de las Lágrimas este año, tiene como extraordinario que será el último en San Román. Puede parecer a priopi un culto ordinario o algo que cada año sucede, pero tras 14 en el exilio, la ocasión merece detenerse en el gran altar que la priostía ha instalado y que el próximo año deberá de celebrarse en Santa Catalina.

San Román ha sido la parroquia donde ha permanecido día a día en estos catorce años, haciendo la estación de penitencia desde el vecino templo de los Terceros. El próximo Jueves Santo va a ser especial, al igual que los primeros meses de la hermandad en Santa Catalina, donde algunos conocerán su casa, otros volverán a admirar rincones desconocidos y otros enseñarán al resto, el monumento nacional que poseen, declarado hace más de un siglo.

En un altar lleno de luz y en el que no falta un detalle, se estrenan las credencias situadas a cada lateral, además de las bandejas de plata. Pueden admirar en el conjunto a cuatro joyas del barroco, los ángeles de la Roldana, un exorno floral muy colorido de floristería «Los claveles» compuesto por hortensias azules y rosas, rosas malvas, lilium, lisianthus, paniculata, claveles blancos y crisantemos boris becker verdes. La colocación de la candelería está realizada de una forma muy original, sin tapar ninguno de los objetos presentes en este montajes y, sobre todo, han conseguido que el centro de atención de la visibilidad sea la Virgen de las Lágrimas. El altar cuenta con piezas de los aceituneros de Utrera en el caso de los faroles y del Rocío de Triana.

Así es el último altar de cultos de la hermandad de la Exaltación en San Román aunque aún queda otro, el del besamanos de la próxima semana que servirá como despedida de esta corporación de la que ha sido su casa durante tantos años.

Victor González Felices
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