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Más de 70 años de legado para Sevilla

Emilio Cebrián Ruíz, músico y compositor toledano nacido en 1900, perdió la vida hace más de 70 años, cuando sólo contaba con 43, pero a pesar de su corta vida, dejó grandes obras para la Semana Santa y para Sevilla.

Se formó musicalmente en su localidad, ampliando sus estudios en Madrid. Fue director de la Banda de Talavera de la Reina y de la Banda de Jaén, que dirigió hasta el fin de sus días. También llevó a su cargo los Coros del Colegio de Huérfanos Militares María Cristina de su ciudad natal. Además de componer y vivir de la música, fue académico de Bellas Artes y Ciencias Históricas en Toledo.

Gracias a sus obras, el compositor tuvo reconocimientos, como calles en las ciudades de Jaén, Talavera de la Reina y Toledo, y, galardones otorgados por la Real Academia de Bellas Artes de Toledo, la de Socio de Honor de la Cruz Roja, la de Caballero de la Orden de la República y la de Mayordomo de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús.

Emilio Cebrián compuso pasodobles, himnos, marchas procesionales y marchas militares entre otras piezas. “Nuestro Padre Jesús”, de 1935, es uno de sus trabajos más importantes es la dedicada al “Abuelo” de Jaén, que contiene un fragmento del himno de la ciudad de Jaén, también obra de Cebrián. En el año de su fallecimiento creó “Macarena”, imposible no pensar en Ella no y acordarse de estos sones que la acompañan.

Otras composiciones a destacar son “Cristo de la Sangre” para el crucificado de Torrijos (Toledo), “Jesús Preso” para el Cristo de la Vera Cruz (Jaén) o “María”. Instrumentó la “Marcha fúnebre de Chopin” y “Triunfal”, pieza tocada en procesiones sacramentales.

A pesar de no ser sevillano, Cebrián tuvo gran vinculación con el pueblo andaluz y con su Semana Santa, a la que dio una herencia musical que nos hace soñar, que emociona y que hoy en día sigue siendo muy respetada por todos los cofrades.