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La pureza y la verdad, de aniversario

La palabra, medio y código fundamental de interlocución, es el mayor de los poderes naturales, pero no por ello, deja de ser susceptible de cambio y desgaste. Así, el más evocador y sugestivo vocablo de nuestra lengua puede sufrir deterioro léxico suscitado por un uso descuidado y vulgar.

Sin embargo hay quienes se han amoldado al devenir de los tiempos evitando caídas en la mediocridad y la ramplonería. Aunque se tomen diversas medidas y acciones para salvar las palabras de la degradación, creo que no hay nada mejor que la música para ennoblecer una palabra tan elegante, fina y pura como es esencia.

Hay un colectivo, formado por unos locos enamorados de la verdad y el origen, que ha sabido rescatar de la bajeza esa palabra bordada con letras de oro sobre el fondo verdinegro de su banderín. La palabra estaba antes que ellos, bien cierto es. Pero jamás en 10 años “Esencia” ha alcanzado tales cotas de dignidad y excelencia.

La mañana del 27 de noviembre de 2016 ha sido la elegida para homenajear la nueva juventud de un tiempo pasado, pero no perdido. Patón, la Policía Armada… y Cigarreras, y Tres Caídas, y Centuria. 100 soldados de la corneta (sí, la corneta) y el tambor se dieron cita en el Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla conmemorando sus 10 años de vida. Allí se congregaron desde familiares y amigos hasta Hermanos Mayores (Siete Palabras, San Roque, entre otras), pasando por medios de comunicación y melómanos de la pureza.

Moisés Ruz, amigo y hombre dispuesto siempre a las necesidades de la banda, amenizó el acto intercalando las marchas con sentidas intervenciones poéticas, acercando a una mañana fría y lluviosa de noviembre, la luz inmensa y clara de un Domingo de Ramos. Sonaron clásicos inalterables como Evocación, Maestro, Azotes, Beso de Judas…  y composiciones olvidadas Caído vas por Triana. Un repertorio selecto y difícilmente ajustable en las corrientes musicales que imperan.

Uno de los momentos más emotivos del evento fue la entrañable felicitación al hijo del director musical de la banda, don Enrique Garfia, y la inmediata interpretación de la marcha Soledad de San Pablo, cuya dirección corrió “a cargo” del pequeño. Detalles de grandeza en la total sencillez. Momentos así recompensan todo el esfuerzo y todas las noches de ausencias.

Para finalizar la celebración, antes del cierre con la Marcha Real, se descorrió el damasco que ocultaba el cartel que ilustraría los diez años de historia de esta formación. Una soberbia pintura obra del artista malagueño Miguel Ángel Gálvez, componente de la banda. El lienzo, titulado “La Esencia de Sevilla”, recoge la fusión de dos elementos icónicos de la ciudad (puente de Triana y Arco de la Macarena) presididos en un primer plano por el Giraldillo. Cierra la composición la cúpula neobarroca de la Basílica de Jesús del Gran Poder. No puede haber más en menos.

Se cerraba así la que sin duda sería una jornada histórica para los músicos de una corporación que esperemos siga avanzando incorruptible y mantenga firme el sello que la caracteriza. En sus manos está mantener, perdurar y dignificar el sentido de la palabra que llevan por bandera. La esencia hay que buscarla, y en ellos, pueden encontrarla pura y privada de asperezas. Una garantía de perdurabilidad. Esencia misma de Sevilla.

 

(A continuación el reportaje de Reyes Tejera)