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Crónica del Traslado de los titulares de Jesús Despojado

En la tarde de ayer 27 de mayo, la Hermandad de Jesús Despojado llevó a cabo el traslado de sus Sagradas Imágenes a la Parroquia del Sagrario, debido a la restauración que próximamente acometerá la corporación del Domingo de Ramos sobre su retablo, del siglo XVIII y que ha sufrido una degradación paulatina. La mencionada restauración es uno de los proyectos sustentantes de la nueva junta presidida por Rafael Aranda, actual Hermano Mayor.

A las ocho de la tarde se abrieron las puertas de la Capilla del Mayor Dolor, y desde su interior comenzaron a desfilar los hermanos que acompañaron a las imágenes (50 en cada cortejo, aproximadamente). Como un exilio inesperado, como quien abandona su casa con el ansia y anhelo de volver, Jesús Despojado de sus Vestiduras y María Santísima de los Dolores y Misericordia se encaminaron hacia Doña Guiomar y Padre Marchena, recorrido habitual en los primeros años de la Hermandad en Molviedro. El canto envolvente de la Coral Polifónica Jesús Despojado y la Coral Frexnense suspendía en el aire una letanía de despedida. La Plaza quedó huérfana y desierta como nunca, descontando los días para el regreso. Todo un verano larguísimo e infinito hasta septiembre, si Dios quiere.

El recorrido escogido por la Hermandad, recatado y alejado de ensanches y multitudes, supuso un alivio para los hermanos y asistentes tras el intenso calor que invadió la ciudad durante las horas centrales de la tarde. Por la estrechez de Jimios, toda una exaltación de la medida y la minuciosidad: los ojos altos y perdidos del Señor rozaban con dulzura las macetas de los balcones y las flores de una expirante primavera, que poco a poco sucumbe a los envites primerizos del estío.

Un tranvía, que protagonizó un momento de incomodidad en el cortejo y la impaciencia de los conductores en la calle Alemanes, deslució el tramo final del traslado cuando ya la Cruz Parroquial ascendía por las gradas colindantes a la Parroquia del Sagrario. Maniobra esta complicada a la hora de subir las andas portadas por los hermanos costaleros, que se vieron obligados a realizar posturas poco ortodoxas para salvar la breve anchura que separa los muros catedralicios de las cadenas herrumbrosas que abrazan la Santa Iglesia.

Alrededor de las nueve y cuarto de la noche, con la tarde vencida y el revoloteo de los vencejos cesando, ambas imágenes quedaron dispuestas ante el grandioso retablo de Dionisio de Ribas, bajo el desgarrador relieve de la Piedad roldanesca. Posteriormente, se ofreció un Concierto Coral a cargo de las formaciones musicales que acompañaron a las imágenes, a cuya colecta fue destinada a beneficio de Cáritas.

Desde este domingo, hasta septiembre, Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras queda situado en el brazo derecho del crucero, en el retablo de Cayetano de Acosta del XVII. María Santísima, por su parte, frente a su Hijo, y ocupando un lugar bajo los pies del Crucificado de Manuel Pereira. Sin duda altares de gran mérito y valor artístico que cobijarán durante el próximo verano a los titulares de Jesús Despojado. Y, sobre todo, cerca del Sagrario, cerca de Dios. Allí nos esperan.

(Manuel Lamprea)


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