(A mi tía abuela Dolores, y a todos los umbreteños de San Bartolomé) Cansada, y sin embargo, feliz. Así esperabas hace un año al Patrón en tu puerta. Aquella vez las piernas te habían fallado, pero no las ganas por cumplir con tu palabra. Meses atrás, en uno de tus vaivenes hospitalarios, prometiste con seguridad […]
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