Blog

La crónica del Vía Crucis de las cofradías de Sevilla

Como cada primer lunes de cuaresma, el Consejo de Hermandades y Cofradías de nuestra ciudad tuvo a bien de celebrar el Vía Crucis oficial, este año presidido por la portentosa imagen del Santísimo Cristo de las Almas, de la Hermandad de los Javieres.

Todo comenzaba a las 16:45, salía el cortejo desde la Parroquia del Omnium Sanctorum, con su cruz de guía de madera que tanto le caracteriza, y tras ella, un largo cortejo de hermanos de oscuro que precedían al crucificado de José Luis Pires.

En el momento en que el señor cruza el dintel de la puerta, un rayo de sol resplandecía sobre su cuerpo, como si el mismo hubiese salido a recibirlo.

Los primeros saludos llegaron en el discurrir por su misma calle, tanto en Montesión como San Juan de la Palma.

Tras todo ello, llegaba el señor a la Catedral sevillana a eso de las 20:00, hora a la que se produciría la entrada para presidir el rezo del Vía Crucis, donde le acompañaron gran cantidad de hermandades con sus respectivas cruces representativas, y que los hermanos tuvieron la ocasión de portarlo en las estaciones en el interior.

Concluyó con la oración final del Arzobispo, José Ángel Sainz Meneses, quien comentó la importancia del Vía Crucis en el S.XXI, siglo en el que vivimos y que parece que cada vez menos jóvenes profesan la religión y que poco a poco se deja más de lado,  en cambio, las hermandades y el mundo cofrade en sí, cuenta con cada vez más gente.

El Cristo de las Almas procedía a salir, sin antes despedirse y ofrendar a nuestra patrona, la Virgen de los Reyes, y después abandonando la sede metropolitana cerca de las diez de la noche por la Puerta de Palos.

No eran pocas las sorprendentes imágenes que nos dejaba este acto en la noche, con la Giralda de fondo.

También dio de qué hablar el lento pasar de la imagen, en ambos traslados, pero especialmente el de regreso, al que muchos llegaron a denominar de «pesado». Prueba de ello es la hora de retraso de entrada, siendo en total nueve horas de acto.

Llegaba a Orfila, donde las andas comandadas por los capataces Talaverón se paraban para saludar a la corporación panadera, después a Santa Marta, y posteriormente a San Martín, siendo éste el último saludo en la calle.

Avanzaba la fría noche, cuando todo llegaba a su final y la imagen llegaba a la puerta principal de Omnium Sanctorum, donde entraría a las 01:28, hora a la que concluía este Vía Crucis oficial del Consejo de Hermandades y Cofradías, y siendo una hora más tarde de lo previsto oficialmente.