Hermano de las cofradías del Amor, donde desempeñó varios cargos en la Junta de Gobierno, y de la Macarena, siendo la Virgen de la Esperanza su gran devoción, fue protagonista en el proceso de formación de las primeras cuadrillas de hermanos costaleros. Ver al «zorro plateado» dirigiendo el paso de la Borriquita o escuchar su voz en la Madrugá ante la Virgen de la Esperanza constituían auténticas señas de identidad para varias generaciones de cofrades.