Todos los oficios que giran entrono a las cofradías, como sabemos, se han visto realmente afectados por la pandemia. Uno de ellos ha sido el de las tallas y por ello, hemos estado hablando con el tallista Pedro Manuel Benítez Carrión, un artista que pese a su corta edad, ya posee en su haber grandes obras como el paso del Cautivo de Torreblanca, o el retablo del Cachorro.
Estudió en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Sevilla durante cinco años, para después entrar en el taller del tallista sevillano, Manuel Durán, del cual se siente muy orgulloso de tenerlo como maestro. Su primer trabajo de envergadura fue la ejecución, con solo 25 años de edad, del paso de misterio de la Sagrada Entrada de Jerusalén de Mairena del Alcor. Por ello, hemos querido preguntarle algunas cuestiones como saber cómo está saliendo de la pandemia, qué proyectos tiene entre manos, así como su trayectoria.

¿Cómo has vivido todo el tema de la cuarentena a nivel profesional?
A nivel laboral bastante tocado al principio, pues se quedaron todas las obras terminadas en el taller, y se me caía el techo encima cuando entraba y veía allí las obras sin entregar. En resumen, las primeras semanas bastante duras, con muy pocas ganas de coger una gubia, ni de crear nada. Poco a poco fueron pasando los días y volviendo a la normalidad, entre comillas, de seguir trabajando.
¿Cómo has ido retomando tu actividad?
Poco a poco. Gracias a Dios que tenía en mi taller el retablo de la virgen de los Desamparados de la Hermandad De San Esteban de Sevilla y pude retomar con jornadas a medias, pues mi mujer también trabajaba y teníamos que alternar el trabajo con los niños en casa. Fueron momentos raros y difíciles pero que sirvieron para seguir trabajando y poder respirar un poco de todo lo que estaba sucediendo.

¿En qué proyectos se encuentra inmerso ahora el Taller de Pedro Manuel Benítez?
A día de hoy, sigo con el Retablo de San Esteban de Sevilla, al cual le queda ya poco. Antes de fin de año estará listo de talla. También me encuentro realizando los respiraderos del Soberano de Alcalá de Guadaira; los respiraderos traseros del Medinaceli de Chiclana, Cádiz; los respiraderos traseros y frontales para la Hermandad del Cristo de la Expiración de Jódar, Jaén; los candelabros para la Hermandad de la Agonía de Badolatosa, Sevilla y otras obras que a día de hoy están paradas por el tema Covid.

Yéndonos a tus inicios en el mundo de la talla, ¿cómo fueron?
Yo curse en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Sevilla, la especialidad de carpintería artística durante 5 años. Al terminar fui en busca de un maestro para que me enseñara el bonito mundo de la talla que había descubierto en la Escuela de Arte y así tuve la suerte de poder entrar en el taller del Maestro sevillano Manuel Duran, donde descubrí no solo a un maestro que me enseñara, sino también a una gran persona y amigo que me aconsejara. Con tan solo 25 años me llega mi primer gran encargo, el Paso de misterio de la Borriquita de Mairena del Alcor, el cual me permitió independizarme a mi propio taller y empezar a recoger numerosos encargos.
¿Quiénes han sido tus maestros, las personas que te han marcado a nivel profesional?
Como no puede ser de otra manera, mi maestro Manuel Duran, del cual mantengo un barroco clásico, con una gran hojarasca de acanto, entrelazando con volutas y cabecillas haciendo un dibujo armónico y elegante. Por mencionarte otros artistas que también me encantan son Antonio Martín y Guzmán Bejarano (padre).

¿Cuál ha sido el trabajo o los trabajos que más ilusión te ha hecho realizar?
Todos los realizo con la máxima ilusión, en mis trabajos es lo que no puedo perder. Más mediático o más conocidos te puedo destacar, el Paso de misterio del Cautivo de Torreblanca de Sevilla, el paso de Jesús Preso de Montilla, Córdoba, o como no el Retablo del Cachorro de Sevilla.
¿Qué te gustaría hacer que aún no hayas hecho?
La verdad que no me puedo quejar. A la edad de 43 años y trabajando por mi cuenta dedicado exclusivamente a las hermandades desde los 25. En este periodo tengo numerosas obras tanto de pasos como retablos, además, he entrado en Sevilla con un gran paso y un gran retablo. Solo pido que no me falte este bendito trabajo hasta que llegue mi hora de jubilarme, que espero que sea bastante tarde. Pero la espinita que puedo tener, es ver una obra mía pasar por campana, pues el paso de Torreblanca aun siendo de las mejores obras mías, por su lejanía, no puede hacer estación de penitencia por el centro.

¿Sigues los trabajos que ya has realizado? ¿Trabajas, incluso, el mantenimiento de estos?
La mayoría si los sigo, algunos por lejanía no tanto como quisiera, pero siempre que puedo me acerco para poder verlos y revivir la ilusión con los que los realice. Sí que mantengo el mantenimiento de cualquier obra, siempre que la hermandad me avise, estaré encantado. De todas formas las obras a día de hoy, de momento, como no sea por rotura de alguna pieza no han necesitado restauración.

¿Cuáles son los objetivos a los que quiere llegar el taller de Pedro Manuel Benítez?
Esa pregunta me la suelen hacer, y es confusa. Mi taller llegará donde Dios quiera que llegue. Yo mantengo una trayectoria de calidad y precio, no me pongo límites, pero tampoco me marco unos objetivos ambiciosos. Lo que tenga que llegar llegará. Lo importante es seguir día a día trabajando en este oficio con la misma ilusión de trabajar en Sevilla capital como en cualquier pueblo pequeñito, pues la cara de satisfacción de las hermandades al recibir la obra, es lo que me hace seguir con esas fuerzas y ganas de seguir realizando obras de arte para enriquecer el patrimonio del Arte sacro.

¿Cómo ves el mundo de la talla actualmente?
La veo bien. Hay mucha gente joven que está saliendo y eso es bueno para que este oficio no se pierda, pero me gustaría decirles que lo valoren y no tiren los precios por coger trabajo, eso no ayuda a realizar obras de calidad.
(Fotografías Antonio Lozano)