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Sevilla y el Señor: apuntes históricos de una devoción eterna

Juan de Mesa talló al Señor del Gran Poder en 1620. Es el siglo XVII, el del Barroco en Sevilla, donde la pobreza, la muerte y la decadencia de una ciudad que prácticamente había sido capital del mundo en el siglo XVI van ligadas de la mano. La fundación del Hospital de la Santa Caridad por parte de Miguel de Mañara o la brutal mortandad que se derivó de la peste de 1649 constatan este hecho. No puede decirse lo mismo en el plano artístico. El Barroco va ligado a la Reforma que la Iglesia Católica abanderó en Trento. Como consecuencia se incrementa la religiosidad popular con celebraciones como la Semana Santa, experimentando un auge la imaginería religiosa a través de autores como Roldán, Montañés o Juan de Mesa.

Juan de Mesa y la cofradía del Traspaso

¿Cómo siente Sevilla la devoción hacia Nuestro Padre Jesús del Gran Poder? Es indefinible. Para el observador extraño será siempre un misterio este movimiento impulsivo de nuestro pueblo hacia el Nazareno de Montañés. Las palabras de Chaves Nogales en 1922 muestran una realidad que fue aceptada hasta el primer tercio del siglo XX. Fue en el año 1930 cuando el investigador Heliodoro Sancho Corbacho mostró la documentación que probaba que el autor de la imagen del Señor del Gran Poder era Juan de Mesa y no, como defendía la historiografía tradicional, su maestro Juan Martínez Montañés.

Nacido en Córdoba en 1583, Juan de Mesa y Velasco se trasladó pronto a Sevilla, entrando en el taller de Montañés en 1606. Allí desarrollaría su labor como aprendiz y, probablemente, oficial. En torno a 1615 recibiría los primeros encargos individuales y, aunque inicialmente seguía las pautas estilísticas de su maestro, terminaría marcando a sus obras con un estilo propio caracterizado por el realismo, el movimiento y la expresividad cargada de sufrimiento. Entre las obras más destacadas para la ciudad de Sevilla están el Cristo del Amor, el de la Conversión del Buen Ladrón o el de la Buena Muerte de los Estudiantes. A él se le atribuyen imágenes como el Señor Yacente del Santo Entierro o la Virgen del Valle. Una enfermedad provocó que muriese joven (1627), siendo enterrado en la Parroquia de su collación, San Martín.

Y en esa trayectoria que de forma breve ha sido resumida en las líneas anteriores, destaca su obra cumbre: la de Jesús del Gran Poder. Un encargo de la cofradía de Nuestra Señora del Traspaso, hermandad cuyos orígenes se remontan al siglo XV, y de la que se conoce, a través de un inventario de inicios del año 1620, que poseía un nazareno de pasta. A finales del mismo año, en otro inventario se recoge la nueva hechura de otro Cristo con la cruz a cuestas. La deducción nos lleva a pensar que los hermanos del Traspaso encargaron a Juan de Mesa una nueva imagen que sustituyera a la anterior y que entregaría el 1 de octubre del mencionado año. En la carta de pago que Sancho Corbacho descubrió, el escultor cordobés afirma lo siguiente “dos mil reales de a treinta y cuatro maravedíes cada uno que yo hube de haber por la hechura de un Cristo con la Cruz a cuesta y de un San Juan Evangelista que hice de madera de cedro y pino de Segura de estatura el dicho Cristo de diez cuartas y media…este presente año de 1620”.

Fue así cómo vio la luz la imagen de Jesús del Gran Poder, un nazareno con la cruz a cuestas, realizado en madera de cedro y que mide 1,81 metros. Concebido para ser una imagen de vestir y de brazos articulados, tiene tallados en su integridad el rostro, los brazos y las piernas. Los expertos coinciden en señalar que esta obra, de monumental zancada y con una serpenteante corona de espinas tallada en la cabeza, es el momento cumbre no solo de la trayectoria de Juan de Mesa, sino de la imaginería religiosa del Barroco. Una imagen en la que se refleja a la perfección ese estilo realista, dinámico y expresivo del escultor cordobés.

Es previsible que la prematura muerte de Juan de Mesa motivara que el Señor fuera atribuido a su maestro. Este extendido error propició que Antonio Susillo, afamado escultor del siglo XIX, representara a Martínez Montañés con el busto del Gran Poder en la galería de los sevillanos ilustres del Palacio de San Telmo. Ya en el siglo XXI, el recordado periodista Fernando Carrasco novelaría en El hombre que esculpió a Dios el proceso de ejecución del Gran Poder por parte de Juan de Mesa.

El Dios de la ciudad: devoción y leyenda

Cuando El Gran Poder llega a la cofradía del Traspaso, ésta aún residía en el convento del Valle, del que hoy en día se conserva el Santuario de Nuestro Padre Jesús de la Salud. Desde allí la hermandad se trasladaría, de forma breve, al convento de San Acacio, situado en el entorno en el que hoy se ubica el Círculo de Labradores. En 1703 llegaría a la Parroquia de San Lorenzo, donde ocuparía el Señor una capilla que aún es propiedad de la hermandad y en la que reciben culto diario las imágenes del Dulce Nombre. En este histórico templo permanecería la cofradía hasta el año 1965, cuando se trasladó a un templo propio que en el año 1992 obtendría el título de Basílica Menor.

En la historia de esta imagen se cuentan diversas restauraciones como la de Blas Molner (1766), la de José Ordoñez (1910) o la de Pélaez del Espino (1977), cuya actuación no fue del agrado de la hermandad, motivo por el cual los hermanos Cruz Solís realizan una nueva intervención en 1983, así como en el año 2006 junto a Isabel Poza. Esta última restauración ofreció un rostro más limpio de la imagen, cuya faz se encontraba oscura y desgastada. En el recuerdo quedará la intervención de urgencia que Álvarez Duarte practicó sobre el Señor tras el triste altercado de junio de 2010, cuando un perturbado atacó la imagen en la Basílica, arrancando uno de sus brazos. Fueron días de conmoción en una ciudad que concentró la atención en su Dios caminante, aquel que desde siglos atrás cargaba con el madero de súplicas y perdones de todos los sevillanos.

Porque hoy nadie duda que la imagen que más representa a la ciudad es esta. Enrique Esquivias de la Cruz, que fuera hermano mayor, sentenció razonablemente en su Pregón de la Semana Santa que el Gran Poder es la silueta de miles de hombres y mujeres que la grabaron con lágrimas de oración, de duda, de alegría (…) Que me perdone el NO8DO, esa silueta es el símbolo de Sevilla. Hondas fueron también las palabras de su padre, Esquivias Franco, al escribir sobre aquella madrugada diferente en la que no acompañó como nazareno a ese Dios al que se ve venir de frente, avanzando sin titubeos, poderoso, haciendo honor a su nombre. La Divina Majestad del Gran Poder ha quedado reflejada en los escritos de grandes autores de la Sevilla actual como Antonio Burgos y Carlos Colón, del que cabría destacar su Salmo al Gran Poder, pero ya antes lo estuvo en los artículos de Chaves Nogales y Romero Murube, así como en los sonetos de Juan Sierra y Rafael Laffón. Y en otros tantos que intentaron reflejar el sentir de una emoción que emanaba del pueblo para rezar al Dios del pueblo.

La manifiesta devoción de la imagen queda respaldada en las multitudinarias salidas extraordinarias que a lo largo del siglo XX realizó, en la concesión de la medalla original de la ciudad (1995), privilegio que solo comparte con la Virgen de los Reyes y la Esperanza Macarena, así como su participación en las Misiones Generales que convocó Bueno Monreal en 1965. Estas Misiones son el precedente de las que celebrará la hermandad este año con la imagen del Señor y motivaron una de las leyendas más conocidas del Gran Poder: la de aquel hombre que había prometido no volver a verlo mientras el Señor no acudiera previamente a su casa. Leyenda que tiene por protagonista a Juan Araujo, jugador del Sevilla FC, y que quedó inmortalizada en la letra de una sevillana del grupo Los Romeros de la Puebla.

El Siglo XXI: la Fe y la Misericordia

El siglo XXI constata la consolidada devoción a Jesús del Gran Poder. Superando los 2.000 nazarenos en el cortejo, y con unos 11.700 hermanos en nómina, la llegada del nuevo milenio supuso para la hermandad la celebración de actos como el centenario de la Concordia con la Macarena, donde se planteó la posibilidad de realizar un Vía Crucis conjunto del Señor con la Virgen de la Esperanza, o los traslados de ida y regreso a Santa Rosalía con motivo de las obras en la Basílica. El Señor estuvo en besamanos extraordinario en 2003, celebrado en San Lorenzo por el tercer centenario de su llegada a este templo, y en 2006 y 2010, tras las respectivas intervenciones de los Cruz Solís y Álvarez Duarte.

Todos estos actos fueron multitudinarios, como los celebrados en noviembre de 2016, Año Jubilar de la Misericordia que culminó en la Catedral con el Gran Poder presidiendo la misa de clausura. Tanto a la ida como a la vuelta el Señor, en el soberbio paso de Ruiz Gijón, se vio arropado por ávidas bullas que lo acompañaron por insólitos escenarios como el convento de las Hermanas de la Cruz o la calle Feria. Tres años antes, el Gran Poder estaba llamado a ser uno de los referentes del Vía Crucis extraordinario del Año de la Fe, que la lluvia frustró. Fue así cómo Sevilla puso rostro a la Fe y a la Misericordia.

Y con todo este recorrido devocional, la ciudad y el Dios, Sevilla y el Señor, se preparan para celebrar una efeméride que ha pretendido ser recalcada en este reportaje. Tan solo un breve resumen de una Historia eterna en el tiempo. Palabras que no servirán de nada mientras permanezca, ojalá, la Palabra con mayúsculas. La Palabra que camina por una ciudad que le habla y le reza. Una ciudad que lleva por delante el nombre de Dios y su Gran Poder.

 

Bibliografía

-BORRALLO, Pablo (coord.) Simbolismo en la Semana Santa de Sevilla, Sevilla, Alfar, 2018.

-PASTOR TORRES, Álvaro. ROBLES, Francisco, Historia de Sevilla, Sevilla, Signatura Ediciones, 2006.

-RODRIGO VILA, Salomé, “Juan de Mesa” en VV.AA, De Jerusalén a Sevilla. La Pasión de Jesús, T.III, Sevilla, Ediciones Tartessos, 2.005, pp. 268-269.

-ROLDÁN SALGUEIRO, Manuel Jesús, Gran Poder, Sevilla, Almuzara, 2014.

Literatura

-CARRASCO, Fernando, El hombre que esculpió a Dios, España, Jirones de Azul, 2008.

-CHAVES NOGALES, Manuel, Semana Santa en Sevilla. Antología, España, Almuzara, 2013.

-ESQUIVIAS DE LA CRUZ, Enrique, Pregón de la Semana Santa, Sevilla, Fundación El Monte, 2007.

-ROBLES, Francisco (edi.) Semana Santa. Antología Literaria, Sevilla, Signatura Ediciones, 2006.