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¿Ya pasó todo?

¿He despertado o todavía sigo soñando? He tenido una maldita pesadilla, donde una enfermedad contagiaba a cientos de miles de personas y mataba a miles de humanos ( en su gran mayoría, ancianos).

La pesadilla atacaba a toda la humanidad, desde uno al otro confín dejando tras de sí, un panorama desolador, de enfermos, muertos y de una economía en bancarrota en cada país que arrasaba.

Me desperté, entre sudores fríos y con la sensación de que algo habíamos hecho mal, para que Dios, nuestro Señor, nos castigara, como hace años no nos había castigado.

Pero recordé, que Nuestro Señor, no es un Dios de castigo, no es un Dios de venganza, Él, es un Dios de amor, de cariño, de entrega y ese pensamiento, algo me reconforto.

La pesadilla me había dejado imágenes terribles, imágenes de muerte y de penas, de desazón, por las perdidas y de recuerdos de los que se van y no volverán a estar entre nosotros. Esas personas que no nos damos cuenta de lo que verdaderamente nos importan, hasta que los perdemos.

Pero la pesadilla también me dejó imágenes de iglesias vacías, de cultos sin celebrar, de titulares sin compañía, abandonados por las circunstancias, pero más vivos que nunca en nuestra memoria. Igual que esos seres queridos que fueron atacados sin piedad por la enfermedad.

Pero también, me dejaba la imagen de una carrera oficial, azotada por el viento y sin el racheo de las alpargatas, el solo de una corneta, la marcha que llena el aire oscuro de la noche de Esperanza o el caminar silente de nazarenos en fila de a dos.

¿Me despertaba o seguía soñando? Mi Angustia se tornaba desesperación, por ver la Salud arrinconada por el mal invisible.

Mi Concepción de la vida cofrade, empezó cuando yo apenas era un bebe, en esa época, mi Silencio  solo era interrumpido por la vista de lo que yo pensaba que era lo más maravilloso del mundo ver a Dios y su bendita Madre caminando por las calles de nuestras ciudades.

Mi Prendimiento de esta bendita locura, fue mi Calvario y mi Mayor Dolor ha sido esta pesadilla de la cual, parece que no voy a despertar jamás.

La Presentación de esta enfermedad en el mundo hace que caigamos al suelo y en nuestra Tercera Caída, cojamos fuerza, para levantarnos con la fuerza que nos da nuestro Gran Poder en nuestra fe y la bendita Esperanza en un futuro mejor.

In memorian por los que han partido al reino de Dios, los que van a partir y por una pronta recuperación de los enfermos, que salgan de esta terrible enfermedad.