Blog

Marcelino Manzano: “Es lógico pensar que, según nuestras tradiciones,  nuestra acción de gracias pueda tener la forma de algún acto de culto externo»

En las últimas horas, a raíz del comienzo de este estado de alarma y ante el vacío de actualidad en todos los sentidos periodísticos (como es lógico, ahora mismo el objetivo informativo está en el dichoso virus) muchos han sido los cofrades que, en redes sociales, han situado en la palestra de debate la celebración de una posible procesión de acción de gracias, con carácter magno (o no) una vez finalizada la pandemia que está azotando la sociedad y que traerá, por desgracia, centenares de fallecidos y un desastre económico de compleja superación. A todo ello se le une, por supuesto, la suspensión de la Semana Santa no solo en Sevilla, sino en toda España. Es por ello que hemos contactado con Marcelino Manzano, Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías, para que nos hable, desde su posición autorizada, sobre todos los temas que ahora mismo sobrevuelan el mundillo cofradiero.

Lógicamente, lo más trascendental (y doloroso, en lo emocional y lo económico) es la cancelación de los desfiles procesionales tal y como los conocemos. No es la primera vez; en 1933 fue el último año sin cofradías en la calle, aquella vez por circunstancias políticas. Tan solo la epidemia de fiebre amarilla de 1800 impidió las procesiones en Sevilla, si bien solamente salieron seis cofradías. Respecto al efecto que ha causado esta suspensión en las Hermandades, Marcelino  habla claro:

“Ha afectado de varias maneras. Por un lado, la lógica decepción porque se trata de un momento muy esperado por los hermanos y devotos, y también, no podemos obviarlo, por el perjuicio económico que va a conllevar a mucha gente (proveedores, hostelería, etc.). Pero sobre todo he visto que estas suspensiones se han llevado a cabo con mucha unidad, eclesialidad, serenidad, responsabilidad y altura de miras, como consecuencia de que las hermandades tiene  perfectamente asumido que su vida de fe abarca muchísimo más que la salida procesional”, afirma. Además, valora positivamente la respuesta de las Hermandades ante una circunstancia tan extraordinaria: “Por otra parte, las hermandades están respondiendo a las necesidades de la población ofreciéndose a los más vulnerables en esa situación de alarma, desplegando así una nueva forma, que era insospechada, de caridad”.

Desde muchas esferas, tertulias y debates virtuales, se ha echado en falta unidad y criterios únicos a la hora de tomar decisiones de peso y calado, ya que se hizo de rogar la suspensión de la Semana Santa cuando nada hacía indicar lo contrario. “Ciertamente, no”, comenta Marcelino al ser preguntado acerca de esa unidad entre hermandades e instituciones. “Las hermandades han ido actuando según las indicaciones de la autoridad eclesiástica y civil, que a su vez lo han ido haciendo según avanzaban los acontecimientos. Tenemos que reconocer que es una situación absolutamente nueva para todos. Y en esa toma de decisiones, a través de los distintos consejos locales de hermandades, se ha hecho en plena unidad con los alcaldes. Análogamente en las localidades donde no hay establecidos consejos”.

Muchas Hermandades, una vez declarada la pandemia y suprimido todo tipo de culto interno y externo, han decidido celebrar rogativas en las iglesias y que pueden ser seguidas por Internet, vía streaming, dada la situación de estado de alarma en que todavía nos encontramos.

Marcelino, aunque cree que “toda oración es poca”, sí está “satisfecho de la forma en que las hermandades están promoviendo las rogativas al Señor y a la Virgen en las distintas advocaciones. Creo que se están aprovechando bien los medios tecnológicos, difundiendo la misa en Internet, grabaciones de directores espirituales, las clásicas novenas de rogativas, la continuación de los diversos quinarios de forma personal, y, lo que es muy importante en estos momentos, manteniendo el contacto con los hermanos para afianzar la esperanza y la devoción”

Finalmente, y en vistas a una hipotética procesión magna de acción de gracias (cuando todavía no se ha alcanzado el pico de la pandemia en nuestro país), Marcelino apela a la lógica y al sentido común: “Ahora mismo, la verdad, creo que debemos centrarnos en la oración al Señor, en vivir una Cuaresma interior, en ofrecer al Señor lo que estamos padeciendo y en intentar que podamos participar de la forma más fructífera y espiritual en el Triduo Pascual de la Semana Santa. Y centrarnos, cómo no, en ser ciudadanos responsables atendiendo a las indicaciones de las autoridades. Como no nos sentimos abandonados por el Señor, sino todo lo contrario, fortalecidos, acompañados e iluminados, tiempo habrá de darle gracias y ya veremos el modo y el momento, y quiera Dios que sea lo antes posible”, comenta.

“Es lógico pensar que, según nuestras tradiciones,  pueda tener la forma de algún acto de culto externo. Pero habrá que pensar si en Sevilla o en cada pueblo. No hay nada planteado, porque insisto en que ahora creo que tenemos que centrarnos en otras cosas, sobre todo en la oración a Dios”, sentencia.