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Hermandades, Gracias

La idea original del título de este artículo era colocar la palabra cofradías donde pone hermandades. Pero he tomado conciencia de que el segundo término es mucho más amplio que el primero, y más acorde con el contenido de estas líneas, que no es otro que el de reflejar el gran sentido de Hermandad que todas y cada una de nuestras hermandades han mostrado.

Durante estos días, habéis reflejado una entereza elogiable, como si no supiéramos que, aún sabiendo que la causa era la mayor de las justificaciones y que el bien común era la salud de todos los ciudadanos, detrás de esos comunicados y esas decisiones, están personas con nombres y apellidos que estaban viviendo de cerca la frustración de un sueño.

Gracias a vosotras, queridas hermandades que habéis acatado en todo momento a la autoridad arzobispal y civil, poniéndoos a su servicio sin titubeos y sin réplicas, conscientes de que ni unos ni otras podían ni debían aparecer. Habéis dado un ejemplo del que ojalá tomaran notas otros ámbitos de nuestra sociedad, esa que muchas veces os tipifica desde el desconocimiento más absoluto, que incluso ha buscado el tópico a través de las cámaras en esta semana horrible, pero que se ha dado de bruces con el saber estar de las hermandades que llevaban, nunca mejor dicho, la procesión por dentro.

Gracias por ser un auténtico referente de sensatez, por aparcar cualquier diferencia, por hacer ver que ni asuntos de horarios y tiempos de paso pueden con el más amplio sentido del término HERMANDAD. Porque todas habéis remado en la misma dirección. Y cuando el secreto a voces se hizo voz oficial…nada pasó. No existieron lamentos. Solo oración. Rogativa. Ofrecimiento. Gracias por la constante Que Dios nos proteja a todos, por enseñarnos el rostro de vuestros titulares junto a la oración y a la llamada a encontrarnos en los lugares de siempre, en el templo, y en la calle cuando doce lunas hayan pasado.

Gracias por defender a vuestros costaleros y capataces eliminando ensayos y mudás, por cuidar a todos los devotos evitando los besamanos y besapiés de vuestras imágenes, siguiendo las indicaciones de la Archidiócesis. Gracias porque, aún cuando la sombra de la amenaza ya era alargada, nos proporcionasteis el sobrecogimiento de vuestros altares: el de la Buena Muerte en la Capilla que es casa de tantos devotos estudiantes, el de Montserrat elevándose hacia el cielo de la Magdalena y el de la Esperanza saliendo de su Camarín, donde dice su himno que cabe el gozo de la corte celestial. Quizá la Esperanza haya decidido salir del Camarín porque sabía que hacía más falta cerca de la tierra.

Gracias, hermandades de la Macarena y del Gran Poder, por retransmitir las misas para todas aquellas personas creyentes que necesitan ver a Dios hecho presencia en la Eucaristía. Gracias, hermandad de Pasión por comprometeros a ayudar a vuestros proveedores y otras, como la Exaltación y la Estrella, en devolver el dinero de las papeletas de sitio, consciente de que ese donativo puede ayudar al hermano a recuperar parte de un jornal perdido, tal vez, para siempre. Gracias por ofreceros hermandades como San Esteban y Santa Cruz, y seguro que otras muchas más que me dejo, para ayudar a las personas en grupo de riesgo por esa misma enfermedad que ha provocado que este año realicéis otro tipo de Estación de Penitencia, pero siendo, todas, desde las Vísperas a Resurrección, más HERMANDAD que nunca.

Y gracias, a nivel personal, por atender a los redactores de este equipo en las semanas previas a la decisión, cuando la marejada de la confusión empezaba a soplar sobre nuestros cielos machadianos, y proporcionar los datos de un Programa de Mano que se ha quedado en archivos de pdf guardado en el escritorio de un ordenador. Gracias porque aún en esos días de desconcierto siempre tuvisteis respuesta para nosotros.

Sevilla NO8DO. Fue el legado de un Rey para una ciudad que suele dejarse mucho. Pero en las grandes ocasiones, aquellas que están en el filo del abismo, Sevilla saca lo mejor de ella. Se dice mucho aquello de Sevilla son sus hermandades y su Semana Santa. Tal vez sea verdad. Porque las hermandades, que forman parte de esa vida que es la Semana Santa, no nos han dejado. Gracias por ello.