¿El dinero de las sillas?
Los amigos de lo ajeno siempre aprovechan cualquier circunstancia para intentar sacar tajada y buscar protagonismo. De lamentable para arriba se puede calificar la actitud de Facua cuando apenas unos minutos después de anunciarse la suspensión de la Semana Santa, Rubén Sánchez, el máximo responsable de la misma, no tuvo mejor idea que exigir la devolución del dinero de las sillas y de los palcos. En mitad de este momento tan duro para el cofrade y donde parezca que vivamos en unos días de luto, tras una Semana Santa completa de lluvias, no había otra cosa en la que pensar.
En días previos a la suspensión de la Semana Santa, multitud de las hermandades ya habían recibido la mitad de la subvención que obtienen de este donativo por las sillas y palcos de la Semana Santa y el resto la recibirán pasada ya la Semana Santa. Y es que muchas de ellas las necesitan para subsistir o mantener su nivel de ayuda y acción caritativa y social, además del día a día que conlleva mantener una corporación de esta índole. El aporte cultural y artístico que, por decirlo de alguna forma, regalan a la gente que las ve en la calle, tienen un coste altísimo y unas circunstancias así no pueden hacerlas tambalearse. De hecho, resulta incoherente una defensa tan fehaciente del que se puede permitir una silla en la carrera oficial y un olvido tan grande del que necesita de esa caridad de las hermandades.
Pero ante todo esto, estaba ayer la Archicofradía de Pasión cuando dijo que pagaría igualmente a sus proveedores, floristas, cereros, bandas…¿y ahora qué?
Lo lógico sería que ahora todas se sumarán a la iniciativa. Son muchas las empresas familias que dependen de una Semana al año para subsistir y ahora miran con miedo al horizonte