Blog

ENTREVISTA | Rafael Laureano: ‘Es bueno que se pague porque se respeta la obra del pintor’

Rafael Laureano ha pasado por los micrófonos de nuestro programa de radio, conocemos más de cerca la figura de este joven artista.

 

-¿Qué encuentra Rafael Laureano en la pintura?

La pintura es una forma de expresión, desde que recuerdo pinto o manipulo cosas, siempre con la intención de crear. Es mi forma de expresarme, como un trabajo cualquiera. Lo necesito hacer por rédito económico o lo necesito por crear. Hay quienes nacen con esa inquietud, todos la proyectan en su trabajo. Tenemos esa necesidad y la plasmamos en la pintura.

-Háblame de tu estilo. ¿Qué pretendes transmitir con él?

He buscado desde siempre tener estilo propio, algo que me identifique, y para hacerlo lo que quise ser es muy honesto conmigo mismo. Miré de donde venía, mi familia es de Constantina, una familia humilde… Y cuando comenzamos, en cualquier disciplina, siempre imitamos, tenemos nuestros referentes. En mi caso, de eso habla una serie que está en evolución: “Yo quería ser…” Murillo, El Bosco, Van Eyck… Siempre me gusta decir de dónde vengo, en casa de mis abuelos siempre ha estado el pañito de croché y el cuadro del ciervo, me parecía punto de partida para mi estilo. Hay que mirar hacia nosotros mismos, a Andalucía, nuestra tierra y sobre todo hay que saber qué se está haciendo en el mundo, con la globalización. Esas son las claves de mi obra.

¿De qué manera entra la Semana Santa en su pintura?

A mí me ha gustado siempre, de pequeño mi padrino me hizo hermano de Jesús Nazareno de Constantina. Además, recuerdo ver siempre a la Estrella los Domingos de Ramos en San Jacinto, a San Gonzalo el Lunes, las Siete Palabras, Panaderos. El jueves nos íbamos al pueblo a ver la cofradía, y cuando ya fui más mayor empecé a irme a Sevilla. Desde que tengo uso de razón mi recuerdo son las estampitas, estar jugando a los pasos… Lo que hemos hecho todos.

-Recientemente te han nombrado cartelista de la Semana Sansta de Almería. ¿Cómo afrontas el reto?

Independientemente del encargo, siempre comienzo documentándome e informándome, sea para una exposición profana o Semana Santa. Me gusta mucho leer, estar informado de lo que acontece, las diferentes temáticas que hay… Para Almería haré lo mismo que en Huelva, informarme, preguntar a gente de allí. Conocer, estudiar las imágenes. Intentar representarla al completo es complicado, sobre todo en un soporte bidimensional de 50x70cm, y meter ahí todos sus años de evolución… Intento que represente siempre el motivo que sea, estudiarlo.

-¿Cómo está la cartelería cofrade en la ciudad de Sevilla?

Pues ahora mismo estoy contento, sobre todo ahora que se remunera por fin el cartel, y además el cartel de este año lo hace un grandísimo artista… Se ha subido el nivel.

-Recientemente se ha sabido que el cartel de la Semana Santa será remunerado. ¿Qué opinas de esta decisión? Implica profesinalización y calidad

La calidad va a ir en consecuencia de quién sea el designado, pero la dotación ayuda a que profesionales del sector que no lo harían, porque evidentemente es su trabajo, ahora sí. Es decir, algunos que te dirían que no, ahora sí. Si se toman malas decisiones a la hora de elegir pues puede que el cartel sea mejor o peor. Eso sí, que esté pagado no te asegura que sea bueno, como ya digo depende de quién designe. Pero es bueno que se pague porque se respeta la obra del pintor.

-¿Hay menos prejuicios o complejos a la hora de elegir fuera de nuestras fronteras?

Hay menos miedo. Se ha dado un salto cualitativo en Almería porque antes se elegía por concurso, y ahora van a designarlo a una persona que se dedica a eso, y me parece bien. Yo sí me he presentado a concursos pero no de carteles de Semana Santa, gracias a Dios tenemos trabajo y nos presentamos a concurso de arte contemporáneo que sí trabaja en ese estilo. En la designación de un Cartel hay que estudiar quién está en nuestras cofradías, y eso es importante. Las personas que deciden al artista están en el Consejo, pero si no hay nadie dentro que no sepa de pintura, hay que llamar a alguien que sí. Es inteligente. Eso ha ocurrido en Almería, su presidente contactó con quienes estaban más formados, porque el gusto no es un criterio viable a la hora de elegir. ¿Quiénes son los mejores? Esa es la pregunta y a esos se deben elegir.

-¿Sigue la ciudad inmersa en la espiral de un estilo definido, clásico y sin innovaciones?

Sí pero porque nosotros mismos desconocemos la historia. Estamos diciendo “cartel clásico”, a un cartel que se pone de moda en los 90. Tenemos la obra famosa de Montañés arrodillado delante de Pasión, eso ya representa la Semana Santa. Desde esa obra, hasta ahora, ha habido muchos estilos. Tenemos Sorolla, los años 50 y 60 con sus colores alargados… Hoy día se hace un cartel de los 50 y te ponen de rompedor. Lo clásico lo vinculamos atrás en el tiempo, más pero más clásico es imitar un modelo anterior. Si ponemos una foto de un palio, lo mismo eso es más clásico. Esta pregunta tendría una respuesta ambigua. Todos evolucionamos, pero lo triste sería que pasara esta época que vivimos y no aportemos nada a nuestra Semana Santa. A Ojeda lo criticaron, y hoy es lo clásico, y fue un revolucionario. El Palio de los Negritos es maravilloso, fue criticado y hoy día es clásico. Si se hace un palio, manto o cartel, debería aportar algo nuevo a lo que tenemos. Nuestra presencia en esta vida como artistas que colaboramos en la Semana Santa sería vacía. Sería triste que cuando estudien posteriormente nuestra obra se vea que en esta época no se aportó nada…

-¿Puede adaptarse la Semana Santa a estos tiempos?

Ella misma se va adaptando. No hablo de transgredir ni faltar el respeto, son cosas diferentes. Con hacer algo nuevo parece que se falta el respeto y no, yo soy cofrade y creyente y no haré nunca algo que falte el respeto. Vivimos en una época en que el diseño está muy presente, como el diseño de interiores… Cosas así deben estar dentro de los carteles. En el Renacimiento se hacían ya los relieves, es una renovación de cosas que ya se hacían, solo hay que adaptarlos a nuestra experiencia estética actual.

-¿El problema entonces es de desconocimiento?

Primero es de osadía. Yo no tengo ni idea de medicina, pero si van a operar a mi madre y me dicen los médicos que esto se hace así, yo me callo porque lo han estudiado. Veo pocas críticas hacia la medicina, afortunadamente, acerca de cómo hay que operar. Sin embargo a nosotros nos dicen cómo hay que pintar. He estudiado 5 años de carrera, estuve becado en la Fundación Antonio Gala, digo yo que algo sabré. Te puede no gustar lo que yo hago, perfectamente, pero la gente se ve con el poder de opinar públicamente y muchas veces peyorativamente, a personas que nos dedicamos a esto, sobre algo que no entiende. Si mi Hermandad, por ejemplo, celebra algún aniversario, quiero que el cartel me lo haga el mejor pintor, no el que le tengo aprecio o que me lo haga más barato.

-¿Crees que es un problema que autores dejen atrás su estilo para agradar a la hora de pintar para la Semana Santa?

Eso pasa en algunas personas, a lo mejor le da miedo que la opinión pública te critique o te insulte, y eso lógicamente son cosas desagradables. A lo mejor prefieren traicionarse un poco o hacer algo que pase más desapercibido. Pero a la hora de pintar un cartel, el mayor fracaso es que pase desapercibido. Si no se habla de una obra, poco va a anunciar. ¿Qué anuncio sería ese del que no se habla? No sirve para nada, sería un dinero y un trabajo inútiles. Hay que buscar que la gente hable y se respete. El traicionarte para que pase desapercibido me parece un fracaso. Cuando empecé a pintar, yo decía: “A mí me gustaría que mi obra le gustara a todo el mundo”, pero eso es imposible. Tengo que estar contento yo, que el cartel aporte y lo vinculen conmigo, y a quienes no les guste pues hay otros compañeros que hacen carteles igualmente viables.

-¿Es un problema explicar los carteles?

No, es bueno explicarlos. Explicar tu trabajo es importante, tú vas al Guggenheim y lo ves bonito o feo. A mí me encanta, pero si viene el autor y dice que esto simboliza tal o cual… Pues me aporta más porque no he estudiado arquitectura, y eso amplía tus conocimientos. A la gente no le gusta leer, hoy día se busca el eslogan fácil, el titular… Pero es interesante profundizar en lo que esta persona ha trabajado días y horas y ha puesto empeño y creatividad. No está mal leer un pequeño resumen, la persona que lo lee se enriquece. Yo mismo, al investigar tanto y al leer le hago ver a la Hermandad cosas que yo mismo desconocía, mis compañeros han pintado obras y me contaban cosas que yo mismo desconocía sobre mi Hermandad.

-¿Hay espacio para crear en Sevilla y su Semana Santa?

La experiencia de conocer la Semana Santa es enriquecedora y evocadora, hay muchas cosas, no solo una Virgen en el palio. Los pies del penitente, la cera… Es una experiencia social y económica muy importante, y al tener tantas ramas, todo eso la hace muy abordable. No hay formas únicas. Lo más interesante sería que fueras al Consejo y cuando veas la colección digas, “Este no tiene nada que ver con el de al lado”. Cada uno tenemos nuestra personalidad y debe plasmarse todo ahí, un cartel es una mochila con bagaje personal. Ahí se representa lo que hemos vivido, estudiado, nuestros amigos… Todo eso fragua tu personalidad. Eso hace que tú no seas igual a otra persona. No entiendo cómo dos carteles pueden parecerse tanto habiéndolos pintado dos personas diferentes, en sitios diferentes y de generaciones diferentes. Qué interesante es ver cómo el otro ve la Semana Santa distinta a la mía. Por eso hay tantos estilos y es tan rica. Son completamente diferentes.

-¿De qué color es la Semana Santa?

Muy colorida. La hacen muchas personas diferentes, solo tienes que pasear cualquier día y ves las gamas de los nazarenos. Todo forma la Semana Santa, lo feo sería que fuera de un solo color. Es nuestra vida la que ponemos ahí, y la de miles y miles de personas.

-¿Qué te gustaría que quedara de tu obra?

Mi meta sería la que han hecho otros grandes autores, que es poner su grano de arena y concebir su pintura. Solo quiero poner el mío, que mi obra sea diferente a lo que viene desde hace 400 años. Me conformaría con que alguien, en un futuro dijera, “esta obra es de este autor y de esta época”. Es decir, del contexto que me tocó vivir a mí.

-¿Hay que ser fieles a nuestra época?

Claro, si no, estamos abocados al fracaso. Si repetimos un modelo sin aportar nada, eso fracasaría la Semana Santa. Iría apagándose y desconectaría del mundo real. Sería una fiesta alejada, hoy día se han perdido muchos rituales porque no se han adaptado a su tiempo. Muchas artesanías y Hermandades están vivas por la adaptación a la Semana Santa actual. Cuando eso se corte, moriremos. La Semana Santa morirá porque empezará a estar desconectada de la gente.