De Santa Marina al cielo. La Hermandad de la Resurrección puso el broche de oro a la Semana Santa con su estación de penitencia en la mañana de hoy. A eso de las ocho y media se ponía en la calle la cruz de guía y se comenzaban a llenar las calles de nazarenos blancos, dando testimonio de que el Señor ha Resucitado.
Sobre las once de la mañana, pedía la venia la última cofradía que hace penitencia a la catedral con el sol brillante. Un sol que dio luz en el día que da sentido a nuestra Semana Santa y al cristianismo, el Domingo de Pascua. Y un Señor Resucitado tallado por la gubia de Francisco Buiza con el ángel como testigo. Detrás, Nuestra Señora de la Aurora, sin lágrimas en sus mejillas y bajo el palio que la Hermandad de la Estrella le ha prestado este año a la corporación de Santa Marina.
Momentos íntimos y de gran emoción se vivieron al llegar los pasos al Convento de las Hermanas de la Cruz, uno de los puntos clave de esta procesión. El regreso continuó sin incidencias, entrando el paso de palio a eso de las cinco y cuarto.
Mención aparte merece el evidente acierto de la Hermandad con el cambio de horario, pues este año se ha vuelto a ver un mayor público durante todo el recorrido.
Una Semana Santa que se nos va, pero quedará el corazón y el alma hinchada de emociones y recuerdos, además del recordatorio gráfico de lo que es el cristianismo.
