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Las imágenes de los besamanos y vía crucis del cuarto fin de semana de Cuaresma

Numerosos cultos se desarrollaron el pasado fin de semana, el cuarto de la Cuaresma, en la ciudad. Cultos que acortan la espera e intensifican la emoción ante la cercanía de los días grandes de Sevilla. No obstante, se trataba del fin de semana previo al Pregón, sucediéndose multitud de actos, desde Vía Crucis a las subidas de varias imágenes a sus respectivos pasos procesionales.

Comenzaba este intenso fin de semana el viernes con la Virgen del Valle en besamanos, al pie del clásico altar de cultos que monta la priostía de esta hermandad. El hecho de ser una de las devociones más añejas de la ciudad, la posibilidad de contemplar de cerca a una de las Dolorosas más singulares del Barroco y la ubicación del templo de la Anunciación convierten a este culto en uno de los más multitudinarios de la Cuaresma.

Muy cerca, en San Ildefonso, se celebraba el Vía Crucis del Señor Cautivo, rodeado de un público que ha cumplido un año más con el rito de cada marzo, un rito que les lleva a visitar Santa Ángela, San Pedro, el Silencio o a la Plaza de San Lorenzo, donde el fluir de personas es constante en la Basílica del Gran Poder.

Al lado, en la Parroquia se celebra el besapiés del Cristo del Mayor Dolor de la hermandad del Dulce Nombre, que posteriormente presidió el Vía Crucis por su feligresía.

El rezo público del Vía Crucis fue también protagonista en la jornada del sábado: en San Bernardo, en la Lanzada y en los barrios de Alcosa y San José Obrero. Intramuros se desarrolla también el peculiar Vía Crucis de la Misión, que cada año organiza la Hermandad de la Resurrección con la Virgen del Amor y la Santa Cruz. Con un carácter más íntimo se celebró en el Patio de los Naranjos el Vía Crucis del Cristo del Perdón.

Mientras, en uno de los extremos del casco histórico, se procedía a la rotulación de la Plaza de la Esperanza Macarena, contando con la participación en el acto del Carmen de Salteras. El nombre de la localidad sevillana resaltó por partida doble en esta jornada, al presentar la Banda de la Oliva su nuevo trabajo discográfico en el Santo Ángel.

El domingo, mientras se desarrolla el Cabildo de Toma de Horas, el público cofrade se reparte entre las funciones solemnes de las dos Esperanzas, la mudá de los fantasmas, la subida al paso de la Virgen de la Caridad, y los besamanos y besapiés que, a pesar del tiempo algo desapacible, contaron con gran afluencia de público, incluidos aquellos que estaban ubicados en lugares más alejados del centro como el de la Virgen del Silencio de Torreblanca, el de Pasión y Muerte en Triana, o el del Señor de la Victoria de la hermandad de la Paz.

Otro de los besamanos más esperados fue el de la Virgen de la Estrella, en el que será el último antes de las obras de ampliación y reforma de su capilla.
En el centro, se pudo contemplar a la Virgen de los Desamparados de San Esteban, con el Señor de la Salud y Buen Viaje presenciando la escena, y a la titular letífica de la hermandad de la Cena, la Virgen de la Encarnación, en una Iglesia de los Terceros remozada tras las obras de restauración que se han realizado durante año y medio.
La jornada del Domingo de Laetare terminó una vez más con la subida al paso del Señor de la Salud de San Bernardo, tras celebrar el solemne besapiés.
Con él terminaba también el mes de marzo, y la espera comenzó a entrar en la recta final. Quedaban tan sólo 14 días para el Domingo de Ramos.