Un Vía Crucis de estampas inéditas con el Cristo de la Conversión
Sevilla ha vivido en la jornada del primer lunes de Cuaresma un Vía Crucis de las hermandades que deja varias estampas para el recuerdo. La primera de ellas, la disposición en la que aparecía la imagen del Cristo de la Conversión, de forma vertical sobre unas andas que la hermandad encargó para este esperado momento. Una imagen atípica en el caso de los crucificados, pero acertada al permitir al espectador una visión más cercana de la imagen que tallara Juan de Mesa hace cuatrocientos años.

Pero muchas de las estampas que la ciudad guardará del día de hoy las ha regalado el sol, que ha podido reflejarse sobre el Cristo de la Conversión, algo que difícilmente puede repetirse ya que la cofradía de Montserrat sale cuando cae la tarde del Viernes y el sol empieza a esconderse. Los rayos se proyectaban sobre la silueta del Cristo, ofreciendo un contraluz inédito en la Calle Rioja. Allí en el Santo Ángel, esperaba una representación de la nueva Asociación del Cristo de los Desamparados y la Virgen de la Salud.

El cortejo continuó por Jovellanos y Sagasta para llegar a la Plaza del Salvador, donde la imagen se detuvo ante el monumento de Martínez Montañés, maestro de Juan de Mesa. La última luz del crepúsculo sorprende al Señor de la Conversión llegando a Alemanes.

En la Catedral se desarrolla el Vía Crucis con la solemnidad acostumbrada mientras que, en el exterior, los alrededores bullen a la espera de contemplar el paso del Señor por el Arenal. La Plaza del Triunfo y el Arco del Postigo, concentran a una numerosa cantidad de personas mientras que las campanas de la Giralda señalan la salida, con cierto retraso sobre el horario estipulado, del Señor que iniciaba así el regreso a su templo, un regreso que le llevaría hasta la calle Castelar y Molviedro, en un espejismo de Viernes Santo. El Señor de la Conversión regresó a su casa arropado por una ciudad que vuelve a contar la espera con el ansia de la cercanía.