Muchos calificativos se usaron en la tarde de ayer para magnificar lo que se vivió en la capital de Huelva. También sirvió para tomar el pulso al sentimiento de esta devoción religiosa y confirmar que tiene muy buena salud, que toda la provincia sigue mirando hacia la aldea almonteña y que es una creencia que se transmite casi genéticamente de padres a hijos.
Treinta fueron las filiales que mostraron sus simpecados a toda Huelva, todas las onubenses más Madrid, Toledo y Córdoba, por haber sido las organizadoras de previos encuentros rocieros. En esta ocasión, la organización ha sido responsabilidad de las dos filiales de la capital, la Hermandad de Huelva y la Hermandad de Emigrantes