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Soleado y accidentado Miércoles Santo

Así podemos resumir la jornada del Miércoles Santo en Sevilla, soleada y accidentada.

Si bien el día comenzaba con un sol radiante que aseguraba que todas la cofradías harían estación de penitencia, la noticia sería los incidentes que se produjeron en la hermandad de La Lanzada y En la hermandad de Los Panaderos.

La primera de ellas tuvo dos percances que provocaron un retraso de unos 10 o 15 minutos en relación al horario establecido en el día. El primero fue la rotura del llamador del palio en la calle Sierpes y  el segundo tuvo lugar en la Avenida de la Constitución donde tuvo que retirar un candelabro del paso de Cristo.

Los Panaderos por su parte nos dejó una imagen inédita en su transitar por Sevilla, ya que lo hizo sin su poderoso olivo tan característico cada Miércoles Santo. Ocurrió justo a la salida de San Andrés cuando el olivo se desprendió completamente del misterio cayendo al suelo del templo prosiguiendo la hermandad su estación sin el elemento tan peculiar del misterio.

 

En lo cofrade el día nos volvió a dejar un retraso considerable en los horarios oficiales, lo que si bien se puede justificar en parte por lo comentado anteriormente, viene siendo ya una costumbre en esta jornada cada año.

El tiempo por otro lado, primaveral y soleado, permitió que disfrutáramos de un Miércoles Santo completo, lo que ayudó a la masiva afluencia de público en las calles de Sevilla y en las sillas de la carrera oficial así como en los palcos de la Plaza de San Francisco.

 

El Carmen ha encajado su sello a la perfección en el miércoles. El paso de misterio cada año tiene un andar más característico y la Virgen, a la espera de esa remodelación del palio, es una de las más bellas del Miércoles Santo.

La Sed es otra de esas hermandades que echa su barrio a la calle, que paraliza Nervión, y no es de extrañar viendo el portentoso paso de Cristo y la imagen del crucificado de Duarte así como su madre de la Consolación. La banda del Rosario de Cádiz estuvo al nivel del año pasado, por lo que es una banda que con el tiempo se hará una habitual en Sevilla.

San Bernardo demuestra cada año como una hermandad con un cuerpo de nazarenos tan amplió puede pasar de manera elegante, rápida y ordenada. Como curiosidad decir, ahora que está tan de moda el debate de la altura de los candelabros, que el crucificado de La Salud se puede contemplar de manera perfecta desde cualquier punto de su paso.

El Buen Fin tuvo como estreno principal una réplica del Santo Sudario de Turín, que es titular de la cofradía. En mi opinión todo un acierto, ya que la obligación de las cofradías es enriquecer el patrimonio religioso y acercarnos a los devotos todo elemento de la pasión para llegar a la figura de Cristo.

La Lanzada tuvo los percances antes mencionados, pero fuera de ellos comentar que el misterio es un regalo para los sentidos, es algo majestuoso y con una fuerza abrumadora. El palio de María Santísima del Buen Fin tiene un toque romántico que cada año evoca más sentimientos.

El Baratillo sigue teniendo un toque trianero y maestrante lo mires por donde lo mires. Es una hermandad que ha crecido mucho en los últimos años, lo cual deja a las claras que es uno de los mayores atractivos del Miércoles Santo. Cuando anochece nos deja una Piedad maravillosa con una gama de colores inigualable, oro, lirio morado y blanco de la Banda del Sol, que poco se habla de ella, pero sigue ahí en lo más alto año tras año. La Caridad tiene un palio sevillano de esos que lo ves venir y te lleva hasta El Arenal.

El Cristo de Burgos da el toque sobrio a la jornada, el color negro del día, el recogimiento y la belleza serena de sus dos titulares. La vuelta por la Alfalfa hasta llegar a la plaza es una de esas maravillas que los sevillanos no deben perderse. Cada año más cuajada la cofradía y con un sello ejemplar.

Las Siete Palabras hace muchos años que ha conseguido una entereza y una armonía en la calle que hacen que cada Miércoles Santo tenga un público selecto, unos cofrades deseosos de estar cerca de María y su Hijo. Cada año admiro el paso del Selor de la Divina Misericordia y me parece una auténtica joya, de esas que pasan algo desapercibidas pero que es una obra de arte.

Los Panaderos dejó ayer la curiosidad de la jornada como hemos comentado anteriormente, el misterio sin el olivo fue el foco de atención en su transitar por las calles de Sevilla. Ha hecho de La   plaza del Salvador el punto culminante del Miércoles Santo, capaz de reunir a una multitud de cofrades que esperan ansiosos la combinación mística entre el misterio y la música de las Cigarreras. Y cada año cumple con las expectativas.