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Sobre el Pregón de la Semana Santa de Sevilla: Y ahora, ¿a quién buscamos?

Desde primer momento, se podría llegar a pensar una idea muy inequívoca de lo que iba a realizar el pregonero en su alocución la pasada mañana de último domingo cuaresmal.

Se mostró ante el atril un escrito cargado de fe, que ha sido todo un asombro; “un descubrimiento, un paréntesis”, como lo etiquetan algunos. Del Rey Tirado ha creado un manifiesto inteligente y una proclamación ingeniosa.

Jose Ignacio ha dado en el clavo, ha hecho el pregón que él quería regalar a Sevilla. Desde la agudeza y la ocurrencia hasta la forma de transmitir el más delicado e íntimo sentimiento.

Ha declarado su Fe, su papel en las cofradías y en sus Hermandades. Desde lo más intrínseco ha compartido lo que quería hacia la “ciudad de las ciudades”. Ha puesto el punto sobre las íes y no le ha temblado el pulso al comentar temas tan importantes en la actualidad cofrade como la problemática y miedo que está causando la Madrugá, que alentó a los sevillanos para que no teman por ello. También fue comentada la vuelta completa de la jornada del Martes Santo, la labor de las cofradías más allá de las procesiones y cómo no debemos hacer mayor la separación de las hermandades que procesionan antes del Domingo de Ramos con las demás hermandades que hacen estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral.

Un mensaje claro, conciso y directo. Una grata sorpresa que todos, autoridades y sevillanos, han marcado de “necesario y muy oportuno” el tratar con este respeto a la Pasión del Señor y los que viven de ella. Porque, “la Semana Santa la hacemos los sevillanos y no debemos dar ni un paso atrás”.

El delegado de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera aclamó la defensa de la Semana Santa, de la fe y de darnos cuenta qué y para qué celebramos lo que celebramos; “cuanto más público sin respeto haya, como si de un simple espectáculo se tratara, más peligra nuestra Semana Santa”.

Es un mensaje que hay que saber escucharlo y entenderlo, porque es toda una declaración de vida y de intenciones. Tiene matices, como todo, pero su centro e impulso de creación, su búsqueda, está siempre en el Señor y, en su Madre.