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Sevilla es Inmaculada

Si bien algunas hermandades ya celebraban días antes los solemnes besamanos a sus imágenes titulares, el día 8 de diciembre en Sevilla es una auténtica explosión de religiosidad y devoción manifestada por el pueblo hispalense. Y es que más de una veintena de Vírgenes presiden altares y capillas en el día de la festividad de la Inmaculada Concepción. Por ello, muchos son los cofrades que organizan “rutas” para visitar todos los templos en los que se celebran estos cultos.

Desde la Calzá hasta San Andrés, pasando por San Pedro y Baños. Apenas habrá tiempo para degustar y recrearse detenidamente ante las sagradas imágenes, porque el tiempo apremia y el día exprime las posibilidades.

La mañana comienza en San Antonio Abad, donde se realiza la Solemne Función a la Virgen de la Concepción de la Hermandad del Silencio, primera en formular el voto de sangre en favor del dogma concepcionista. La Virgen, poderosa, nunca deja lugar a la indiferencia y el flujo de personas fue constante.

En el centro hay muchos otros templos que albergan joyas de la Semana Santa. Uno de ellos es San Andrés, que cobija a la Virgen de las Penas. La noche anterior se celebra una vigilia ante la imagen de Sebastián Santos, que capta exponencialmente la atención de sevillanos y foráneos. Igual que ocurre con la Virgen de las Tristezas, a los pies del Señor de la Vera Cruz y con una vestimenta realmente fantástica, sin perder el sello de la cofradía.

En San Marcos, la Hermandad de los Servitas continúa con las celebraciones enmarcadas en el centenario de la Virgen de la Soledad. El recogimiento de la capilla y la disposición luminosa del escenario sobrecogen al devoto. En San Pedro el estilo se mantiene fiel: la capilla de San Pedro Advíncula sirve a la Hermandad del miércoles santo para realizar el besamanos a la imagen decimonónica, que sorprendió con su manto azul y un tocado sencillo.

En la calle Santiago, una de las más madrugadoras de estas fechas, sorprendió la priostía de la Hermandad de la Redención con el montaje de una sacra conversación, si bien San Juan y la Magdalena aparecían más retrasados en la escena. La Virgen portaba una corona nueva de plata. A su vez, cerca de allí, en la calle Recaredo, se pudo contemplar en la cercanía la belleza juvenil de la Virgen de los Ángeles.

También hubo lugar para aquellas imágenes que en Semana Santa pasan algo más desapercibidas, debido a que procesionan normalmente en pasos de misterio. Esta circunstancia se da en San Martín, con la Virgen de Guía, y en la Trinidad, con la Virgen de la Concepción. Ambas acompañan a Jesús a los pies de la cruz durante la Semana Mayor.

En el Salvador la Virgen del Socorro, titular de la Hermandad del Amor, vistió una saya realmente curiosa y original, con piedras brillantes incrustadas alrededor de la tela. Bajando por el callejero llegamos al Santo Ángel, donde la agrupación de fieles del Cristo de los Desamparados celebró el besamanos por primera vez a la Virgen de la Salud, talla de Juan de Astorga y de gran valor artístico. Por el Arenal, en la calle Carlos Cañal, el tenebrismo envolvía a la Virgen de la Soledad, vestida impecablemente por José Antonio Grande de León.

En los barrios también se quiere a la Virgen María, y es que en el Parque Alcosa la Hermandad del Divino Perdón se congrega en torno a la Virgen de la Concepción para ofrecer su cariño. También en Santa Aurelia, con la Virgen de la Caridad, y en Padre Pío con la Virgen de Divina Gracia.

Finalmente, en Santa Cruz la Virgen de los Dolores recibió los besos de los sevillanos en total sobriedad y ante la imagen del Cristo de las Misericordias. En San Román, extraordinariamente, se celebró el besamanos a la Virgen del Subterráneo de la Hermandad de la Cena. Allí, coincidió con la Virgen del Rosario de Santa Catalina. Esta imagen se une a otras titulares letíficas que estuvieron expuestas en besamanos, como la Virgen de Montemayor, en San Juan de la Palma, la Virgen de la Salud del Sol o la Divina Pastora de Santa Marina.

En definitiva, un día en el que Sevilla renueva su voto inmaculista y celebra con gozo y alegría la cercanía de la Virgen María.