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Cabrero: ‘la Asistencia Social debe ser la sexta esmeralda invisible en el pecho de la Virgen de la Esperanza’

José Antonio Fernández Cabrero (San Felices de Buelna, Cantabria, 1953) fue elegido en la noche del pasado domingo día 12 nuevo Hermano Mayor de la Macarena, obteniendo 2.058 votos de los casi 3.839 emitidos. Las horas se han sucedido de manera frenética para este cántabro que durante los cuatro próximos años empuñará la vara dorada en el Arco. Agradecemos su disposición para la realización de esta entrevista para Cinturón de Esparto.

-Ante todo, enhorabuena de parte del equipo y esperemos que sus Titulares guíen su labor durante el próximo cuatrienio. Para empezar, ¿cómo han sido las horas posteriores tras su elección como nuevo Hermano Mayor? ¿Perdura aún la alegría o es hora de ponerse a trabajar?

Gracias de corazón por la enhorabuena, y me encomiendo al Señor de la Sentencia, a la Santísima Virgen del Rosario y a la Virgen de la Esperanza para que el mandato sea lo más fructífero posible. En cuanto a los días posteriores a la elección, tuve claro que la campaña acabó en el mismo momento en que se anunciaron los resultados y que a partir de entonces había que trabajar todos juntos, desde la unidad, por una Hermandad fraterna, caritativa y social. Desde esa noche, quitando una gripe inoportuna que me ha dejado tres días en dique seco, no he dejado de trabajar en esa línea con alegría y, sobre todo, con ilusión responsable, que es algo que caracteriza siempre a los macarenos.

-Fernández Cabrero incluye en su programa iniciativas como una residencia para hermanos de la tercera edad, retransmisión por streaming de los actos de la Hermandad, vigilias nocturnas ante el Santísimo antes de los besamanos del Señor de la Sentencia el primer viernes de mes… ¿cuál de los proyectos aparece encabezando la lista de acción?

El primero, sin duda, restañar las heridas existentes desde hace varios años en la Hermandad y buscar a toda costa la unidad de todos los hermanos ya que la considero imprescindible para afrontar con posibilidad de éxito el resto de los proyectos. Creo que a una Hermandad unidad y fraterna nada se le resistirá porque todas las energías se destinarán a desarrollar los proyectos que llevamos en nuestro programa de gobierno. Dicho esto, hay proyectos cuya ejecución es casi inmediata mientras que otros requerirán de más tiempo ya que concurren numerosos factores y exigen un volumen de trabajo mayor. Un área en la que ya estamos trabajando es en la Asistencia Social con nuestra Consiliaria Segunda, María Luisa Gayán, ya que los necesitados y beneficiarios de la misma no entienden de esperas ni de toma de posesión.

-Una vez más, queda demostrado que la heterogeneidad de la Semana Santa de Sevilla es manifiesta y acoge a cualquier persona que se acerca a ella, pero, ¿cómo se convierte un santanderino en Hermano Mayor de la Macarena? Hemos oído algo acerca de unas coplas de Valderrama

Pues sí. De pequeño, en Santander, yo era amante del flamenco y admirador del maestro Valderrama, a quien escuchaba cantar sobre “Aquella que está en San Gil”. Y cómo son las cosas de la Virgen de la Esperanza, antes de conocerla ya era devoto a cientos de kilómetros de distancia. Luego, las casualidades, o más bien las causalidades de la Virgen, hicieron que me destinaran en mi trabajo al Sur y que en Cantillana me enamorara de otra María, mi mujer. A ella le pedí que me llevara a ver a “aquella que está en San Gil” y se produjo un enamoramiento de la Virgen de la Esperanza, que aún perdura acrecentado a medida que los años pasan. Me hice hermano y me propuse ser costalero del palio. Muchos me decían “Estás loco, un santanderino costalero”. Y fue ahí cuando me di cuenta de la grandeza de mi Hermandad y, sobre todo, de la generosidad de los macarenos, quienes, en lugar de desanimarme, me ayudaron y me arroparon hasta que logré ser costalero; fue toda una lección de Hermandad, abierta y universal. Después vino a buscarme Don José Luis de Pablo Romero para que entrara en su Junta como Oficial, cargo que mantuve con mi buen amigo Joaquín Sainz de la Maza. Fue una etapa maravillosa y muy enriquecedora: pusimos en marcha la Coral Polifónica y la Centuria infantil, impulsamos la Juventud Macarena y organizamos los campamentos de jóvenes, creamos los planes de formación general de la Hermandad y las vigilias durante el besamanos de la Virgen de la Esperanza, además de otros muchos proyectos, siempre con los más jóvenes. Dejé de ser miembro de Junta y volví a ser un macareno de base, que asistía a los cultos y salía de nazareno, hasta que Don Manuel García me llamó para entrar en la Junta de su segundo mandato. Me encargó la Asistencia Social, cargo que me ha proporcionado las mayores satisfacciones que he vivido como macareno al comprobar que la Virgen de la Esperanza acaricia a los más necesitados y desfavorecidos con las manos de los voluntarios y colaboradores de nuestra Hermandad; ahí te das cuenta de la fuerza de la Virgen y de la responsabilidad que nuestra Hermandad tiene en esta sociedad. Gracias a toda esta experiencia y a una idea de Hermandad que anidaba en mi corazón, decidí dar un paso adelante, buscar el mejor equipo posible -con gente de la casa y solvencia profesional y macarena- y proponer a los hermanos un proyecto para la corporación que la sitúe en el siglo XXI y la haga útil a la sociedad en la que está inserta; todo desde la unidad entre los hermanos y con la caridad como estandarte. Así que podríamos decir que Valderrama, como el chachachá, tuvo la culpa…

-El eje vertebrador del programa es la acción social y caritativa, ámbito al que ha dedicado la mayoría de su trabajo en la Hermandad. ¿Es la oportunidad de impulsar el ejercicio de la caridad? ¿Qué actividades hay previstas?

Más que de oportunidad, yo hablaría de obligación y compromiso. Que tenemos una cofradía maravillosa y que es referente, eso ya lo sé. Pero nuestros tiempos requieren, además de eso, un regreso a los orígenes de las Hermandades -la ayuda y la asistencia al necesitado- si bien adaptándonos a las exigencias y retos del siglo XXI; dicho de otra manera: ejercer la caridad valiéndonos de las herramientas actuales. Y es que nuestra Hermandad debe ser útil, no solo para los hermanos y devotos, sino para la sociedad sevillana en general, que debe ver en nosotros un modelo de organización cristiana preocupada, ocupada y comprometida con el progreso de las personas, sobre todo de las más desfavorecidas.

En este sentido, nuestra candidatura tiene como prioridad la Asistencia Social, que queremos convertir en el orgullo y emblema de la Hermandad de la Macarena; un motivo por el que se reconozca la utilidad social de nuestra Hermandad en la Sevilla actual. Para conseguirlo, aumentaremos en un 50% el presupuesto destinado a la Asistencia Social y estableceremos mecanismos para incrementar los ingresos externos destinados a este fin. Abriremos nuevas áreas de actuación y multiplicaremos los servicios, crearemos el Cuerpo de Voluntarios Macarenos y los Responsables de Áreas para llegar más y mejor a los problemas de los hermanos y feligreses, además de poner en marcha una residencia de ancianos para hermanos ubicada en un convento de Sevilla con habitaciones para nuestros mayores. Entre los muchos compromisos que hemos asumido en esta materia, destacaría uno, que a lo mejor no tiene el relumbrón de otras medidas pero que consideramos fundamental para trabajar en Asistencia Social: la elaboración de un estudio socieconómico del barrio de la Macarena en colaboración con la Universidad para conocer la situación y las necesidades de los hermanos y feligreses. Además crearemos la Despensa Macarena, aumentaremos las actuaciones del Programa de los Veteranos Macarenos y abordaremos otros muchos proyectos novedosos, como los microcréditos para el iniciativas emprendedoras de supervivencia. Quiero que la Asistencia Social sea el buque insignia de mi Junta de Gobierno; la Asistencia Social debe ser la sexta esmeralda invisible en el pecho de la Virgen de la Esperanza.

-Ha pasado por casi todos los colectivos de la Hermandad: costaleros, dirección de grupo de acólitos y juventud, diputación de caridad y formación… ¿cree que la elección como hermano mayor es el culmen a una vida dedicada a la Hermandad? ¿O supone más un ejercicio altísimo de responsabilidad y servicio?

Más bien lo segundo, aunque considero que sin todo ese bagaje anterior no hubiera sido responsable por mi parte haberme presentado. El cargo de Hermano Mayor comporta una responsabilidad enorme, aún mayor en estos tiempos en que la sociedad y la Iglesia demandan de las Hermandades un compromiso cristiano y social más intenso. Esa misma responsabilidad existe en el terreno del culto y la formación: en el primero, para celebrar un culto en espíritu y en verdad pero en fidelidad a las maneras macarenas que son reconocibles desde hace más de cuatro siglos; en el segundo, ofreciendo una formación espiritual, religiosa y humanística que sirva a los hombres y mujeres de hoy en su vida diaria. Sabiendo todo esto, asumo la responsabilidad con el objetivo de lograr la unidad en mi Hermandad, poniendo siempre al hermano en el centro de todas las decisiones y abriéndole las puertas de su casa, y situar a la corporación en el siglo XXI siendo respetuosos con la mejor tradición macarena. Y este compromiso solo es realizable desde una actitud de servicio absoluto: servicio a la Iglesia, servicio al hermano y servicio a la Hermandad. Como dije en la campaña, mi equipo y yo hemos venido a aportar recursos y talentos, no a consumirlos, y esa será nuestra única guía de gobierno, servir.

-Hablando de la juventud, ¿qué papel va a protagonizar este colectivo tan pujante en nuestras Hermandades? ¿Alguna actividad programada para los cultos a la Virgen de la Esperanza o el tiempo navideño?

Se suele decir que la juventud es el futuro de las Hermandades. Yo añadiría que no solo el futuro, sino que debe ser el presente. Para eso, nuestra Hermandad requiere de una juventud formada y con un mayor número de actividades -y de calidad de las mismas- en las que los jóvenes puedan desarrollarse como personas y cristianos, ofreciendo lo mejor de ellos mismos. Los jóvenes macarenos son una energía que nuestra Hermandad no puede permitirse el lujo de desaprovechar o dejar exclusivamente para que limpien plata o salgan de acólitos. La juventud debe participar activamente en la vida de Hermandad y debemos tratar a los jóvenes como adultos con capacidad crítica e iniciativa. Por mi experiencia con los jóvenes, sé que si les pones un objetivo mediocre, se aburren y se distraen, pero si el reto es ambicioso, se comprometen radicalmente y empeñan todo su talento y voluntad en alcanzarlo. Y eso es lo que ahora mismo requiere nuestra Hermandad, una juventud comprometida en lograr los retos que les propongamos y con capacidad propositiva para desarrollar proyectos insertos en los fines esenciales de la corporación.

De cara a la Navidad y a los cultos de la Virgen de la Esperaza, nuestro Consiliario Cuarto Fernando García, que estará a cargo de la Juventud y la Formación, en coordinación con el Consiliario Tercero Manuel Bello, encargado de los cultos, ya están trabajando en la organización de actividades para los jóvenes macarenos, entre ellas la participación en las vigilias de la Virgen, en la campaña de Navidad de la Asistencia Social, en la tradicional merienda que se le ofrece a los veteranos macarenos coincidiendo con el besamanos de la Virgen de la Esperanza y en la visita de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente al Hospital Universitario Virgen Macarena. Eso sin menoscabo de que los propios jóvenes propongan nuevas actividades en este tiempo de Adviento que se avecina.

-Una conversación con el Señor encendió la llama para dar el paso definitivo y postularse como futuro hermano mayor. ¿Qué supone para José Antonio recordar aquellos momentos de reflexión y oración? ¿Satisfacción, alegría, recompensa…?

Cuando entro en el Sagrario, dejo fuera cualquier impostura y me siento a hablar con el Señor con el alma desnuda. Ahí no cabe taparse, hay que echar la pata p´alante y ponerse al servicio de Dios. Cada vez que recuerdo aquella conversación en el Sagrario, siento una profunda responsabilidad, porque quiero entender que el resultado de las elecciones es una llamada del Señor y de la Virgen a servirle desde este cargo; de igual manera que si no hubiera resultado elegido, entendería que el Señor y la Virgen me querrían al servicio de mis hermanos y de la Hermandad desde otra posición. Sentiré satisfacción si, pasado mi mandato, he realizado todo lo que llevo en mi cabeza y en mi corazón; estaré satisfecho por haber servido a Dios y a mis hermanos a través de mi Hermandad.

-Abordamos terreno espinoso. Faltan cuatro meses para la Madrugá y, a la espera de las elecciones en los Gitanos, ¿es precipitado incluir algún cambio para el próximo Viernes Santo o ya ha habido ideas de acercamiento para salvar los problemas que adolece la noche más maravillosa del año?

Aún no lo sé pues el Hermano Mayor de mi Hermandad sigue siendo Don Manuel García y debo respetar los tiempos. Una vez tome posesión, repetiré a mis compañeros Hermanos Mayores de la Madrugada lo que he venido diciendo en la campaña: con voluntad cierta y generosidad, todo se soluciona. Por parte de la Hermandad de la Macarena, la habrá si con ello contribuimos a un bien común superior, eso sí, siempre y cuando no repercuta negativamente en mis hermanos nazarenos. La Hermandad de la Macarena estará dispuesta a dar los pasos necesarios para solucionar los problemas de la Madrugada cuando sea necesario.

-Un mensaje para todos aquellos perfiles, en su mayoría anónimos, que durante la campaña se han dedicado a denigrar vilmente la armonía existente entre las dos candidaturas presentadas, lanzando mensajes beligerantes e indignos de una comunidad cristiana.

Los macarenos no nos insultamos ni nos faltamos al respeto, eso me enseñaron mis maestros en la Hermandad. Nuestra candidatura se autoimpuso un código de buen comportamiento de cara a la campaña, que incluso subimos a la web y a las redes sociales. Respondía a una línea roja que sabíamos que jamás cruzaríamos: no todo valía a la hora de hacer campaña; y así lo hemos cumplido. No obstante, estaremos siempre abiertos a resolver cualquier duda o a ofrecer información a aquellas personas que lanzaron mensajes negativos contra nuestra candidatura, seguramente por falta de elementos de juicio. Nuestra disposición es dar cabida a todos los pareceres y favorecer la unidad respetando la pluralidad de todos los hermanos con el objetivo último de construir una Hermandad de puertas abiertas.

 ¿Cómo explica un cántabro a sus paisanos qué significa la Esperanza Macarena? ¿Es verdad aquello de que la Esperanza da el pellizco sin considerar procedencia ni nombre?

Es sencillo: basta con mostrarles su Cara, y ahí sobran las explicaciones porque entienden de golpe qué significa la alegría, la confianza y la esperanza cristianas. En cuanto a las procedencias, la Virgen de la Esperanza solo pide un carné, el del amor sincero. Y cuando te “pellizca”, lo hace para siempre. Mis mayores en la Hermandad me enseñaron que ser macareno no es cuestión de dónde se nace, sino de dónde uno nace a la Esperanza.

¿Ha vuelto a hablar con Santiago Álvarez? En la mañana del lunes emitieron un comunicado ofreciendo su apoyo para mejorar la Hermandad de la Macarena.

Hablamos el mismo día de las elecciones. Mi amigo Santi no es hombre de muchas palabras y, como le conozco desde hace años ya, sé que su disposición es absoluta, como la del resto de miembros de su candidatura. Pero es que además no puede ser de otra forma, porque en el proyecto de Hermandad fraterna, caritativa y social que ha logrado el respaldo de los hermanos todos somos necesarios, nadie sobra ni es prescindible. Es lo que transmití a todos los miembros de la otra candidatura la noche de las elecciones, que contaba con ellos para hacer Hermandad y para unir a todos los hermanos.

¿Qué supone heredar el legado de Manuel García tras ocho años de esplendor? ¿Presión o motivación para igualarlo o superarlo?

En primer lugar, respeto a un Hermano Mayor que quedará en la historia de la Hermandad. En segundo lugar, la responsabilidad de seguir haciendo igual de bien lo que se ha hecho bien y mejorar aquellos aspectos que aún pueden desarrollarse mejor, todo ello según nuestro proyecto de Hermandad, además de poner en marcha las medidas novedosas que se recogen en nuestro proyecto. No anida en mí ni en mis compañeros de Junta ningún deseo competitivo de igualar o mejorar gestiones; mi Junta inicia una nueva etapa de gobierno, una especie de kilómetro 0 para la Hermandad y su dirección, que persigue cumplir todos y cada uno de los compromisos de nuestro proyecto desde una actitud de servicio al hermano y a la corporación. En este sentido, el único compromiso es con nuestro proyecto y con nuestros hermanos.

-Para finalizar, ¿cómo gustaría Fernández Cabrero que se le recordara dentro de cuatro años?

Como a un Hermano Mayor que lideró una Hermandad, junto a su Junta de Gobierno, con bondad, con su ejemplo y con una actitud de servicio. Solo aspiro a que me recuerden como a un macareno que sirvió a todos los macarenos, sin más.