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María se viste de luto

El color negro era un color litúrgico que se empleaba en los días de viernes Santo y en la festividad de los fieles Difuntos, además de utilizarse en los entierros. Es también una muestra externa de demostrar sentimientos de pena, de sufrimiento, soledad, penitencia, y de duelo.  Por el fallecimiento de un familiar o persona querida.

Tradicionalmente se relaciona el luto de la Santísima Virgen con la muerte de Cristo,  normalmente los días viernes y sábado Santo, son los dos días en el que Jesús está en el Sepulcro. Pero esto no es del todo así.

En nuestras hermandades, en los últimos años esta costumbre o cambio de vestimenta ha tomado un gran protagonismo, hasta tal punto que hace que los diferentes vestidores estén ante uno de los momentos más importantes que el calendario les exige para vestir a las dolorosas. Tanto es así, que tras el atavío de “Reina” para Semana Santa, es el más esperado por los amantes del arte de vestir a la Santísima Virgen. En estos días si uno se da un paseo por las distintas parroquias de nuestras ciudades donde residan cofradías, nos encontraremos a las imágenes marianas representadas de un modo muy distinto al que es habitual el resto del año.

Suele expresarse con el color negro. Y decimos que suelen expresarse ya que esta es la forma más habitual. Pocos saben que el luto blanco también existe. El color del luto más riguroso entre las reinas europeas medievales era el blanco en lugar del negro. Esta tradición sobrevivió en España hasta finales del siglo XVI y fue de nuevo puesta en práctica por la reina Fabiola de Bélgica (española de nacimiento) en el funeral de su marido, el Rey Balduino I de Bélgica. También suele emplearse el morado, color que representa la pasión de Cristo, y de uso durante la Cuaresma.

Llega el 1 de Noviembre, festividad de todos los Santos. Durante todo el mes, las hermandades y cofradías dedican en sus misas mensuales por el eterno descanso de las almas de sus hermanos difuntos. Se acentúa más si cabe la pena de Nuestra Madre la Santísima Virgen María, que afligida y desconsolada llora la muerte de sus hijos. Aquí no hay colores alegres, ni apenas blondas de encajes ni ricos bordados, aquí solo hay sitio para un manto negro y un pañuelo blanco. Aquí se caracteriza la sobriedad y la sencillez, pero sin dejar de lado la magnificencia de María. Llega el mes de los difuntos, recemos por el eterno descanso de los que ya gozan de la gloria.

(Fotografías Santi León, José Campaña y Victor González)