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Martes Santo: factores y métodos

Acomodado en el césped y con el modo desconexión activado, me da por mirar el móvil un instante quizás por pura (y mala) costumbre. Y como la curiosidad mató al gato, aparece en la pantalla la noticia estrella de agosto (fecha ideal para agitar los sesos aletargados, que no dormidos, de los cofrades): revolución integral del Martes Santo. Según la información vertida en Diario de Sevilla, las Hermandades han propuesto, para soliviantar los desajustes de horarios y recorridos que sufre la jornada, invertir el sentido de la Carrera Oficial y, consecuentemente, alterar el orden del día en cuanto a nómina de cofradías se refiere. Como al parecer el asunto no debe pasar desapercibido, aprovechamos el símil veraniego y nos tiramos a la piscina.

Se leen estos días en las redes sociales y se escuchan en las orillas onubenses y gaditanas multitud de opiniones al respecto. Empecemos por las propias hermandades. Hay quienes se sorprenden de la perfecta e inquebrantable unión de todos los Hermanos Mayores del día, y la predisposición e iniciativa ejercida entre todos es un acto meritorio y de firme compromiso. Se elogia el sacrificio, se ensalza el rechazo a vínculos tradicionales y ortodoxias varias por ayudar a la recomposición de la jornada, que en principio debería traer beneficios y facilidades a todas las Hermandades. Bien: pues esto es noticia. La soberbia y la autonomía, y más introducidas en los preceptos de nuestra religión (ayuda al prójimo), solo agravan más la situación y denigran el diálogo. Siempre es complicado encontrar un punto de acuerdo común que equilibre la balanza, porque cada Hermandad tiene lugares que son santo y seña de su recorrido y conforman estampas atemporales, pero al parecer esta propuesta complace los intereses de todas las Hermandades.

Otra de las ramas, quizás la más gruesa y espinosa, de cuantas se extraen del asunto, es la llegada a la Catedral. Muchos han sido los cofrades y tuiteros que se han formulado la misma cuestión: si el fin de la estación de penitencia es ir a la Catedral, ¿qué sentido tiene ir hasta la Campana cuando se ha cumplido el objetivo? Es entonces cuando surge un elemento (decisivo, vital y sustentante, diríamos) que es el parné, el dinero. El mayor porcentaje de ingresos de las cofradías se debe al alquiler de las sillas que componen toda la Carrera Oficial, desde la Plaza del Duque y O’Donnell hasta la Plaza Virgen de los Reyes. Casi en todos los ámbitos, el dinero es un tema tabú y más en las religiones, desprendidas de materialismos y fuentes de espiritualidad.

Se intenta tapar, disimular, pues no se concibe un elemento material de tal calibre como sustento casi principal de nuestra fiesta, abanderada de la espontaneidad popular y del fervor de nuestra gente. Se ha leído mucho sobre suprimir incluso tramos de la Carrera Oficial, como la calle Sierpes, para trasladarla a la paralela Tetuán o definitivamente eliminarla porque entraña problemas de circulación y de seguridad. Sea como fuere, ahora más que nunca, el poderoso caballero entra con fuerza en escena y su influencia va a ser más que acusada para la conformación definitiva de la Carrera Oficial. Se arguye que el término de la Carrera Oficial en la Campana favorece los regresos (Javieres, Dulce Nombre) y reduce las horas tardías de entrada (Candelaria, San Benito). Además, disuelve el tapón humano que durante horas colapsa la Alfalfa y evitaría en un principio los retrasos (que este año, por cierto, apenas se han registrado).

Para ir concluyendo, cómo no, hay que recabar información acerca de la posición del Arzobispado. No fue hasta ayer noche cuando en una entrevista realizada por José Gómez Palas para El Correo de Andalucía, el Delegado Diocesano de Hermandades Marcelino Manzano, afirmaba que desde el Cabildo Catedral (que cierra el círculo y que al fin y al cabo es quien pincha y corta) no habría en principio ningún problema para llevar a la práctica esta propuesta, que “merece ser valorada” puesto que el fin de la estación de penitencia se cumple. Solo surge una duda, y es la expuesta anteriorimente: ¿tiene sentido alargar la Carrera Oficial si ya se ha llegado al templo metropolitano? Enfermos, ancianos, familias con niños y abonos heredados. Claro que hay que vender las sillas pero el sentido común y la lógica sobrevuelan siempre por los rincones de la razón. Sin embargo, será el vicario general quien dicte sentencia, pues es quien aprueba los itinerarios de todas las Hermandades, aunque “esta competencia corresponde al Consejo”

Está claro que esta propuesta no ha caído en la indiferencia. Los hermanos mayores han ofrecido una nueva alternativa, heterodoxa cuanto menos y casi rupturista, tanto con la estética, como con la conjunción y el concepto de Semana Santa. Es toda una revolución y supone el inicio de una nueva forma de concebir nuestra Semana Mayor, cada vez más masificada, universal y plural. No es para nada descabellada y en el mundo cofrade (carcas, reaccionarios y puritanos aparte) ha sentado bien.  Y existen ya precedentes, como el Sábado Santo en su creación allá en 1956 y hasta 1973 se hacía el recorrido inverso por los oficios en la Catedral. El cambio existe y no da miedo. Y con el “que se cambie todo pero que lo mío no lo toquen”  solo se consiguen diferencias, desavenencias y confrontaciones.

Y todo este relato para acabar parafraseando a don Antonio: se hace camino… al andar.

(Fotografía José Campaña)