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Silencio

Esta Semana Santa ya pasada, ocurrió como en el año 2000 un episodio que no voy a comentar ni darle mas bombo, pero lo que acaeció, fue a dar con el cortejo procesional de la Hermandad Madre y Maestra, Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Servilla, Archicofradia Pontificia y Real de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz en Jerusalén y María Santísima de la Concepción. Tirando al suelo a sus nazarenos, hiriendo a algunos y descomponiendo el cortejo durante algunos segundos, ya que, y ahí esta su grandeza, los nazarenos, metidos en su túnica y su antifaz, donde se ven presos de la incertidumbre, por no poder ver bien su entorno, haciendo honor a su hermandad, volvieron a formar sus filas perfectas, volvieron a mostrar lo que es el amor a sus titulares y a su corporación, y desafiando la peligrosidad de la situación y el no saber que es lo que estaba ocurriendo, volvieron a colocarse en sus tramos y seguir su estación de penitencia.

La hermandad, la junta de gobierno y los propios hermanos, pueden estar muy orgullosos de la compostura y el saber hacer de sus nazarenos y todo el cortejo penitencial, que protegieron a roquetes, de una manera cuasi paternal. Esta corporación demostró a todo el mundo que la oscuridad en la que quieren envolver la madrugá si se quiere, puede evitarse y atajarse, las hermandades, el publico, todos podemos hacer que no vuelva a producirse nunca mas estos penosos hechos. El camino lo sembró esta maravillosa Corporación y nosotros debemos recoger los frutos de estos hecho que hacen cada días mas grande nuestra Semana Mayor. Salve este pequeño homenaje para esta Hermandad, que maravilla por su compostura y su saber estar y ahora como ya ocurrió en el 2000, por prestancia a restar importancia a lo acontecido y volver a formar su cortejo, para terminar su estación de penitencia con sus sagrados titulares.