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La Capilla Sixtina andaluza

En la Santa Iglesia Catedral de Córdoba encontramos una de las más espectaculares joyas de nuestro patrimonio, considerada como «La Capilla Sixtina de Andalucía». Es la actual Parroquia del Sagrario, cuyo emplazamiento actual albergaba previamente otras funciones como la de ser la capilla de Santiago o Libreria Capitular. Este espacio, fruto de la intervención de los arquitectos Hernán Ruiz I y III, es Sagrario de la Catedral desde el ultimo cuarto del siglo XVI.

Se trata de una capilla de planta rectangular, dividida en tres naves y cubierta por una bóveda de crucería. Su principal atractivo reside en el programa de pinturas murales que, según encargo del obispo Antonio de Pazos y Figueroa, decoran la totalidad del espacio.

El conjunto pictórico, iniciado en 1583, fue realizado por el pintor piamontés Cesar Arbasia, quien pondrá en relación esta obra con los focos de creación artística de la Italia del momento. Atendiendo al valor iconográfico de este ciclo, debemos destacar la presencia de los santos mártires cordobeses, ordenados de tres en tres y acompañados de cartelas en las que aparecen datos de sus vidas y martirios, según el testimonio recogido por Ambrosio de Morales.

La composición de la Santa Cena, ubicada en el presbitero, centra buena parte de la atención del visitante. Guillermo de Orta es el ensamblador que se ocupa de tallar el tabernáculo y las puertas del Sagrario. Mientras que Alonso de Ribera se encarga de su policromía. Por otro lado, a Hernando de Valencia le corresponde la ejecución de la reja.

En el presbitero de la Capilla del Sagrario, en el lado del evangelio, hallamos la bella escultura de bulto redondo con la representación de la Virgen de los Desamparados. Se trata de una Virgen con niño que iconográficamente responde al modelo de Virgen de Ternura, portadora del Niño Redentor en sus manos, rayo de luz para los desamparados, de ahí su advocación. María aparece sentada sobre una peana muy moldurada que recrea un cúmulo de nubes, en el cual aparecen tres ángeles desnudos de gran dinamismo plástico.

La Virgen muestra un bello rostro, afable, cercano, el de una madre tierna que cubre su cabeza con un delicado velo que le cae por la espalda modo de manteo. Su mirada es muy interesante, dirigida a la lejanía, a la vez que entreabre la boca en actitud de decir una palabra. En su mano derecha lleva un cetro de plata, uno de los atributos más característicos de María en su iconografía de gloria.

De igual modo, a sus pies, aparece en creciente lunar de plata, tomado de las letanías lauretanas y perfectamente visualizado en otras muchas representaciones de María, sobre todo en la Inmaculada Concepción.

(Fotografías Miguel Ángel Torres)

Fuente: Cabildo Catedral de Córdoba

Nuestro agradecimiento a Sarai Herrera por las facilidades prestadas.

 

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