Blog

¿Juan De Mesa y Velasco?

El Gran Poder, lo talló Juan Martínez Montañés, al igual que al Cristo del Amor  o de la Buena Muerte de Sevilla, el Cristo de la Conversión del Buen ladrón fue tallado por tal insigne escultor Jienense. Eso hasta hace 100 años es lo que se decía de cualquier gran obra que había en Sevilla y que no se conocía su autoría.

A Principios del siglo XX, se empezaron a descubrir archivos donde se daba a conocer la autoría de estas maravillosas obras a un escultor, que nadie conocía y que poco a poco se fue descubriendo cosas de él. Como que fue aprendiz de Juan Martínez Montañés, “el Dios de la Madera”

Durante 300 años, el genial imaginero había sido objeto del más profundo he ignominioso de los olvidos, siendo su memoria enterrada con él y sus obras asignadas a su maestro en Sevilla. Para escarnio de este Cordobés del barrio de San Pedro, nacido en 1583 y muerto ( se cree que de tuberculosis) en 1627.

Poco a poco fue conociéndose más cosas de su vida y de sus trabajos, apareciendo aptas notariales de encargos y de pagos de trabajos que hiso para Sevilla y su provincia, Cádiz y para su tierra; Córdoba y su provincia.

Pero cuando ya parecía que todo estaba volviendo a su cauce y dándole al César, lo que es del César, nos llega de tierras Guipuzcoanas, concretamente de Vergara, la obra cumbre de Juan de Mesa, el portentoso y….designado por muchos entendidos como la mejor obra cristífera del barroco Español….. estoy hablando del Santísimo Cristo de la Agonía, que reside en la parroquia de San Pedro de Ariznoa, en Vergara. Regalo de Juan Pérez de Irazábal, contador de su majestad, a su pueblo natal en 1626.

En el contrato se estipulaba que se haría vivo, con su cruz, clavos y con corona de espinas, madera de cedro, en blanco “dato muy importante” ( es decir sin policromar), plazo de cuatro meses y precio de 1300 reales. Su estatura sería de 10 cuartas poco más o menos ( 2.10 metros de altura) tamaño superior al natural.

Y he aquí la sorpresa, cuando llega la imagen a Sevilla ( aún sabiéndose de su mal estado) se mando al IAPH para hacer un estudio, para ver el estado real de la imagen y cuál es la sorpresa, que la imagen presenta un estado lamentable, penoso, perdida, casi total de la corona de espinas, trozos de madera levantada en manos y otras zonas del cuerpo, barniz levantado por todo el cuerpo. El cabello ha pasado de negro a un gris canoso, que parece que la obra ha envejecido.

Se nos expone en una exposición para que lo contemplemos y después será retirado para, durante siete meses ser restaurado.

Se merecía Juan de Mesa que después del olvido que se cebo con él, durante 300 años, su obra más maravillosa fuese dejada de la mano de Dios de esa manera? ¿Es que se merecía esta portento de la imaginería, este manifiesto crimen contra su obra? ¿Cómo una imagen de tal valía puede verse abocada a este despropósito y dejarla que se valla extinguiendo de tal manera?

Y mi última pregunta es…….cuando sea restaurada, ¿podremos disfrutarla de nuevo, viéndola en un estado más acorde a su valía o tendremos que ver, como la envuelven y una vez restaurada, se la llevan los mismos que la han dejado apolillarse? ¿Nos dejarán que la volvamos a ver o no podremos “disfrutarla”?