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Jesús Hombre Salvador

Últimamente se habla mucho de coronaciones canónicas, pero este artículo no tratará de coronas ni preseas para nuestras dolorosas andaluzas, esta vez queremos pararnos a contemplar un elemento que muchas veces pasa de inadvertido, y son las Potencias de los Cristos. En estas líneas trataremos de explicar desde el punto de vista iconográfico y litúrgico, sus orígenes y sus diferentes formas de interpretarse a lo largo de los siglos.

Su origen lo tiene en el arte bizantino, pasando de oriente a occidente a través de las representaciones del arte paleocristiano hasta el barroco. Para ser más exactos, arrancan del nimbo crucífero reservado a Cristo, del que únicamente eran visibles tres brazos de la cruz al quedar el cuarto oculto tras la cabeza de la imagen del Señor. A partir de ahí, las potencias de Cristo adoptan la característica forma de tres rayos de luz que brotan de la cabeza del Salvador a modo de diadema.

Al transferirse a las imágenes que salen en procesiones, se hizo obligado encontrar alguna fórmula que permitiese otorgar consistencia tridimensional a un elemento que,  realmente solo se empleaba en obras pictórica en cuanto a esa representación divina.

En un principio y de forma más humilde o modesta se empezaron a utilizar potencias en madera doradas, si tenemos en cuenta a los inventarios de nuestras hermandades allá por los siglos XVI-XVII. Aunque con la llegada del barroco estás piezas pasaran a ser de varios metales como oro, plata, bronce… además de ser adornadas con piedras preciosas. El brillo del oro, la plata, los esmaltes y las gemas sobre el altar o como aderezo de las imágenes reflejan ante los ojos del cuerpo el carácter sagrado de los objetos al servicio del culto y, por extensión, como sucede en nuestro caso, la santidad excepcional de las personas adornadas con tales atributos.

En el ámbito de la orfebrería, las potencias parten de una estructura muy sencilla aunque sujeta a muchísimas interpretaciones en cuanto a su ornamentación, iconografía y traza. Ya que cada diseñador u orfebre elije la forma y el diseño de la pieza. Por lo general, suelen constar de un nudo de diseño y ornamentación variable, del que arranca un haz de rayos solares, lisos o flamígeros, con las puntas planas o biseladas. Algunas presentan motivos florales, o elementos barrocos. Aprovechando que las potencias son tres piezas sueltas, en el centro suele incorporarse las letras del anagrama “J H S”. Precisamente, este elemento es, en complicidad con el sol que suele acogerlo, el emblema cristológico por excelencia. Es por tanto el mayor simbolismo de estas preseas.

En Sevilla podemos encontrar un sinfín de potencias, cada una de ellas única en su diseño, aunque los modelos más destacados los encontramos en las hermandades del Gran Poder, la Esperanza de Triana o la Estrella. Por su antigüedad y con el paso del tiempo han ido adquiriendo una gran variedad de este de tipo de piezas a sus ajuares.

En el caso del Gran Poder, son hasta seis juegos de potencias que posee. Siglos de devoción al nazareno de Juan de Mesa, han hecho posible esto.

Sin duda alguna y la que ha servido de modelo en posteriores obras para otros orfebres, han sido las potencias lisas de salida. Realizadas en 1915 en oro de ley con zafiros engarzados en las iniciales J H S, donadas por una devota madrileña. Sencillas pero llenas de un poder inmenso, la luz que desprende el divino redentor.

También son dignas de destacar las potencias de filigrana del Señor, que las portó en la Madrugá de este año junto a la túnica de la corona de espinas. Son de plata dorada con amatistas, cortadas a mano. Datan de 1861 y donadas por el entonces Mayordomo José Rafael de Góngora y su madre. Afortunadamente restauradas hace poco, concretamente en 2014 ya que el tiempo y el mal estado de conservación las había dejado en desuso. Restauradas por dos maestros cordobeses, Ginés Carmona y Antonio Adamuz, que han sido los encargados de llevar a cabo un difícil trabajo debido a que la técnica de la filigrana.

Nos vamos a Triana, el Señor de las Tres Caídas posee también varios juegos de potencias pero normalmente las que utiliza en su salida procesional fueron realizadas en oro por el taller de Villarreal en 1987.

Son las más finas en cuanto a su diseño y trabajo. La ráfaga se compone de cinco grupos de rayos lisos, biselados con terminación a distinta altura, que se intercalan con pequeñas ramas en forma de espinas caladas. Sobre la base del grupo principal de rayos se superpone una pequeña ancla, alusión a la advocación mariana de esta hermandad. El núcleo está formado por diversos roleos vegetales calados, destacando en su centro una cartela oval de bordes recortados con el anagrama de Cristo en diamantes bajo los cuales aparecen unos paños colgantes con el nombre Cristo – de las Tres – Caídas.

Destaca también un juego de potencias en plata de ley con un diseño basado en flores de lis, adquiridas en un anticuario. Datan del siglo XVIII y fueron donadas por un devoto. Se restauraron en el taller de Orfebrería Triana para que el Señor las pudiera lucir en su máximo esplendor.

No salimos del barrio pues, como aparece en la fotografía que les mostramos abajo, vemos las potencias de oro y piedras preciosas de Nuestro Padre Jesús de las Penas, de la Hermandad de la Estrella. Juan Borrero (Orfebrería Triana) se encargó del diseño de estas piezas que fueron estrenadas el Domingo de Ramos del año 2000.

Un minucioso trabajo de este maestro del oro y de la plata. En cuyo diseño se nos muestra unos resplandores de luz intercalados con unas hileras de flores. En el centro de cada una de ellas, aparece una cartela, haciendo alusión a los titulares de esta hermandad, Triunfo del Santo Lignum Crucis, el Santísimo Sacramento y Jesucristo. Cada símbolo es adornado con unas pequeñas piedras preciosas.

Uno de los grandes juegos de potencias que podemos encontrar en Sevilla han salido recientemente del taller del orfebre Ramón León. Han sido realizadas para el Santísimo Cristo de la Sagrada Lanzada.
De estilo gótico flamígero también llamado gótico tardío, ya que esta hermandad del miércoles Santo sevillano se caracteriza por poseer este estilo tan personal que destaca notablemente del resto de cofradías cuyo estilo predominante es normalmente barroco.
Para la realización de estas piezas se ha inspirado en el retablo gótico de la “Adoración del Cordero Místico”, también conocido como “Altar de Gante”. En el centro aparece Jesucristo representado como el cordero sacrificado, cuya sangre cae dentro de un cáliz, purificando al mundo del pecado Original, que lo representan en cada extremo Adán y Eva.

La divinidad de Jesucristo representada en una presea de tres rayos de luz. Padre, Hijo y Espíritu Santo en una misma persona. La imagen de Dios hecho hombre en la tierra. Todo esto unido al arte que sale de las manos del ser humano, realizado con el mayor amor hacia nuestro Dios; Jesús, Hombre y Salvador.