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Las túnicas del Señor

Si indescriptible es la devoción del Señor, su patrimonio material es difícil de resumir en unas sencillas líneas. Todas estas prendas son gracias a las innumerables donaciones que han tenido hacia los titulares de esta cofradía de la Madrugá sevillana. Una hermandad con muchos siglos de historia y evidentemente con un patrimonio casi insuperable. En este artículo hablaremos sobre las túnicas del Señor, además de cuando suele usarlas, es por tanto un repaso a las mejores prendas con las que se reviste a Jesús del Gran Poder, el Señor de Sevilla.

La túnica más antigua que se conoce del Señor y que desgraciadamente la hermandad no posee actualmente, fue una que poseyó el Señor por muy poco tiempo, data de 1854, y fue bordada en oro sobre terciopelo por don Manuel María Ariza. Se trata de una túnica conocida a través de testimonios gráficos ya que tan solo procesionó una vez en la Madrugada del año 1854, ya que al desvestirse el Señor sufrió un desgarro y fue necesario una restauración. El bordador al ver que la hermandad no pagó todo lo que debía por la confección de la túnica a dicho artista, jamás volvió a devolver a la hermandad esta prenda, que resultó ser una de las mejores túnicas bordadas de toda la geografía nacional según relataba la gente de la época.

 

LA TÚNICA DE LA CORONA DE ESPINAS

Es la pieza más antigua que actualmente conserva la hermandad de Jesús del Gran Poder. Tras las disputas mantenidas con el anterior bordador y con el dinero devuelto de la túnica, volvió a destinarse a la confección de una nueva prenda, y se creó una comisión responsable de controlar su ejecución.  Esta nueva túnica, terminada en 1857, es la que hoy en día sigue conservando la hermandad y es popularmente conocida como la de la Corona de Espinas.

Debiéndose su dibujo al artista en este género don Antonio del Canto, bordándola su esposa Teresa del Castillo. El diseño de la túnica de la Corona de Espinas está compuesto por hojas de acanto y flores de cardo alrededor de toda la parte inferior de la túnica, y por hojas pequeñas que se entrelazan y centran la composición en la parte frontal formando una corona de espina que le da nombre, dentro de la cual figura el paño de la Verónica. También presenta bordadas las bocamangas y la cenefa del pecho y cuello, con una labor más plana en la que resaltan unas flores de cardo iguales a la de la zona inferior.

Esta túnica ha sido una de las más utilizadas (dentro de lo poco que suele salir con ellas a la calle), sobre todo en actos extraordinarios, como por ejemplo el Vía-crucis de las Hermandades de Sevilla en 1987, en 2003 se celebró el tercer centenario de la llegada de la hermandad del Gran Poder a la iglesia y barrio de San Lorenzo, se celebró con un besamanos extraordinario de la imagen del Señor en el interior de la parroquia. Para tal acto, la corporación trasladó a la imagen, al alba, al templo para ser colocado en el altar mayor. El traslado de regreso desde el Convento de Santa Rosalía hasta su Basílica tras la finalización de las obras en la misma en 2008, o en la Madrugada de este 2016 con motivo del año Jubilar de la Divina Misericordia, año en que el Señor será el protagonista en una multitudinaria celebración que acogerá a todas las hermandades de la archidiócesis en la Catedral hispalense el próximo 5 de Noviembre.

 

LA TÚNICA DE LOS CARDOS

Tras varios cabildos de oficiales entre la junta de la hermandad por enriquecer y restaurar la túnica de la Corona de Espinas, se decidió realizar una nueva prenda para el Señor y que contara con la aportación de todos los hermanos y hermanas para que se confeccionara lo antes posible, y que si faltaba algo para cubrir la totalidad del importe se sufragaría entre los miembros de la Junta. Don Emilio Serrano presentó un proyecto de dibujo, realizado por él mismo, para el bordado de la nueva túnica, siendo aprobado por unanimidad. El terciopelo fue donado por don Antonio Heder, consiliario 1º de la Junta de gobierno. Asimismo, la Sra. madre del Mayordomo regaló un aderezo de amatistas para la túnica y a la Sra. Condesa del Álamo donó sus perlas que según Bermejo se utilizaron como adornos para la misma. Las bordadoras Ana y Josefa Antúnez fueron las encargadas de bordar la nueva túnica y que fue estrenada en la Semana Santa de 1881.

El nombre con el que popularmente se conoce le viene dado por el dibujo que marca su extraordinario bordado en oro, realizado a base de grandes cardos que nacen de un grueso tallo inferior y surca toda la túnica de terciopelo morado en su origen, aunque posteriormente pasado sobre tejido de la misma calidad en color granate. En ella, la labor principal, protagonista de la composición, se complementa con flores, acantos, ramas y tallos. Esta túnica es utilizada por el Señor, al igual que todas las que posee bordadas, en ocasiones especiales, ya que desde la Semana Santa de 1910  y con la excepción de 1948, el Señor siempre procesiona en la Madrugada del Viernes Santo con túnica lisa. Recientemente, en 2007 para ser exactos, se acomete la restauración de dicha túnica, habiéndose encargado y formalizado el contrato para tal intervención a los talleres sevillanos de Santa Bárbara, prestigiosos especialistas en este tipo de trabajos. Esta túnica la lució el Señor en la Madrugá de 2008 coincidiendo con el 700 Aniversario de la Reconquista de Sevilla por San Fernando.

 

LA TÚNICA PERSA

La túnica bordada conocida hoy como “túnica persa”, que es realmente una interpretación del estilo Mudéjar llevada a cabo en el año 1908 bajo diseño y bordado que estuvieron a cargo de “el genio” Juan Manuel Rodríguez Ojeda, y se trata de una de las mejores obras del bordado cofrade.

La pieza presenta un bordado de guardilla, que toma elementos de la arquitectura y la ornamentación del Mudéjar, con el uso de lazos apuntados y trenzas como principal argumento. Éstos se repiten en el cuello y en las bocamangas. La obra fue donada por Dª Amparo Sánchez Arjona, aunque las luciera en la Madrugada de 1908 y 1909, en el año 1910 deja de procesionar con ella y  se impone la túnica lisa como iconografía del Señor más repetida desde entonces.

La túnica sobre tisú, una “lluvia de oro” que al verla colocada sobre el Nazareno se subraya aún más si cabe la Divina Majestad del Señor de Sevilla aunque tampoco había sido especialmente entendida por los devotos y gobernantes de la Hermandad, siendo finalmente pasada a nuevo terciopelo morado según deseo testamentario del que fuera Hermano Mayor, Antonio Mejías, ocasión por la que vuelve a lucirla en la Semana Santa de 1920. La túnica persa está indiscutiblemente unida debido a la proliferación de documentos gráficos desde su creación a los cultos dedicados al Señor, primero su Novena y actualmente su Quinario. La aparición de las letras “Alfa” y “Omega” alusión a que Dios lo es todo, el principio y el fin, es todo un acierto añadido al universo simbólico de la Bendita Imagen y de las solemnidades que en el cambio de año se celebran como prólogo a la Epifanía del Señor.

La última vez que el Señor procesionó con esta túnica fue en su Procesión Extraordinaria de acción de gracias tras la finalización de la Guerra Civil en 1939.

 

LA TÚNICA DE LA GUARDILLA

La última de las túnicas bordadas incorporada al patrimonio de la Hermandad es la conocida como “túnica de la guardilla”, una obra realizada por Mª Teresa de Faguas en 1927 sobre terciopelo granate con una franja inferior bordada y constituida por roleos barrocos que se repiten en las bocamangas. La túnica ha sido utilizada desde su creación para los cultos internos de la Hermandad, luciéndola en el camarín y, ocasionalmente, en algún besamanos y nunca ha procesionado con ella en la Madrugá.

 

Desde estas líneas lanzamos una pregunta. ¿Procesionará el Señor del Gran Poder el próximo 4 y 5 de Noviembre en su procesión Extraordinaria con alguna de sus túnicas bordadas? ¿Volverá a tener el Señor una nueva túnica bordada? Es un misterio, aunque actualmente tenemos a grandes diseñadores que podrían crear una de las mejores túnicas que jamás se puedan admirar, ni hay ninguna donación por parte de algún devoto y tampoco hay ningún tipo de movimiento por parte de la hermandad en enriquecer más si cabe el inmenso patrimonio del Señor de Sevilla.