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La Devoción Mariana del Santo Ángel

En pleno corazón de Sevilla encontramos una parada obligatoria, en la calle Rioja, en las dependencias de la Iglesia del Santo Ángel. Allí encontramos un enclave lleno de sabor conventual y devoción a María, un lugar que no debe pasar inadvertido para todo aquel sediento de cultura.

  La Biblioteca-Museo Mariano de Sevilla surge en el contexto del Año Jubilar Teresiano celebrado en 2015, que se hizo realidad después de más de un año de intensos trabajos de restauración. Es el proyecto cultural que se inició a raíz de la Coronación Canónica de la Virgen del Carmen de Cristóbal Ramos, que preside la céntrica iglesia.

En la Biblioteca Conventual se custodian varios miles de volúmenes desde el siglo XVI hasta nuestros días, así como una valiosa colección de más de 200 obras de arte que incluye piezas desde el siglo XV hasta el XIX. Destacando obras de arte de artistas, como Luis de Morales, Ocampo, Pedro Roldán, Cristóbal Ramos, los Hermanos García, La Roldana,…

Un trabajo impagable que debemos sin duda a la labor contínua del Padre Juan Dobado, doctor en Historia del Arte que ha catalogado y seleccionado cada pieza reuniéndolas en este “cofre” carmelita lleno de auténticas joyas. Una vez más haciendo muestra de su amabilidad, nos abre las puertas de este “tesoro” que nos traslada en el tiempo nada más subimos las escaleras que conducen a la Biblioteca-Museo.

Escuchar al Padre Juan es vivir en primera persona toda la historia y “misterio” que envuelven cada una de estas obras de arte.

De esta manera lo que encontramos en la primera sala es una continua referencia a la infancia de Jesús, la llamada “Guardería”. Las vivencias de Santa Teresa de Jesús en torno a las fiestas de la Natividad de Jesús forman uno de los aspectos devocionales más conocidos de la mística española.

En esta sala, dedicada a la memoria de Fray Humberto de San José, se pueden contemplar otras obras marianas, destacando la espléndida pintura sobre cobre de «La Piedad» atribuida hace poco con fundamento al maestro extremeño Luis de Morales «el Divino». Otras obras se deben al taller de Juan Martínez Montañés; a Cristóbal Ramos, caso de un inédito «Niño de la Espina»; a los hermanos Ribas o a Alonso Gómez de Sandoval.

Continuamos nuestra visita para adentrarnos en la Biblioteca Mariana, antiguo comedor de los frailes. Este espacio fue construido en el año 1608 y cumplía la función como Sala de Profundis o Antecoro. Después se convirtió en Biblioteca Conventual o, como se denominaba en la Orden, la Librería. Alberga varios miles de volúmenes que van desde principios del siglo XVI hasta nuestros días. Los historiadores sevillanos han subrayado siempre la pobreza de un convento en el que, sin embargo, destacaba su extraordinaria biblioteca. La misma sobresale por su colección de temática mariana, espiritualidad, carmelitana, bíblica, teológica y de derecho canónico. Un hecho muy importante es cuando el convento adquiere la librería del Conde Duque de Olivares, en 1643. Aún se conserva algún libro de su propiedad. Tras los sucesos de la francesada y la desamortización, es un verdadero milagro que se hayan conservado tantos miles de volúmenes procedentes de las dos bibliotecas de la Orden en Sevilla: la del Santo Ángel y la del convento de Los Remedios en Triana. También es de señalar el archivo, que contiene documentos autógrafos de Santa Teresa, el Beato Marcelo Spínola y otras personalidades como Aníbal González o Salvador Dalí, quien dedicó a la revista Miriam una fotografía autografiada. En esta sala, dedicada al Padre Columbiano de la Sagrada Familia, encontramos el Belén Napolitano, formado por casi 200 figuras, con piezas que van desde mediados del siglo XX.  Ha sido donada una gran parte por bienhechores de la comunidad, unas treinta figuras formaban anteriormente parte del convento. Igualmente, se conservan varios misterios de los siglos XVIII al XX en talla y terracota.

Avanzamos en la sala y entre toda la imagineria que nos rodea, nos llama la atención la portentosa y a su vez delicada «Virgen de los Dolores» de la escuela italiana del siglo XVIII, imagen sedente que se conserva extraordinariamente. Y si portentosa es esta dolorosa, no lo es menos la imagen de vestir de «Santa Teresa de Jesús», de mediados del XVII que podemos encontrar tras ella, y su magnifico ajuar, con bordados magníficos.

Una sala con nombres propios como Francisco de Ocampo o  Pedro Roldán. Muy interesante es el relieve del «Ecce Homo», de los hermanos Miguel y Jerónimo García, miembros de la escuela granadina. Entre las pinturas, destaca una espléndida «Virgen del Carmen» vinculada a Ignacio de Ries.

Una vez recorrida esta sala, subimos los escalones que nos conducen al Coro Alto de la Iglesia del Santo Ángel que forma parte de la construcción que inauguró el Cardenal Niño de Guevara en 1608, bajo los diseños de Alonso de Vandelvira. Era el lugar para el rezo del Oficio Divino de la comunidad, de ahí la sillería coral que recuerda las plegarias de los frailes. La actual es del siglo XIX. Desde aquí apreciamos la elegancia de la arquitectura conventual y de los retablos decimonónicos, que armonizan perfectamente con el estilo clasicista que predomina en el cenobio. Presidiendo se halla la imponente imagen de la «Virgen del Carmen Coronada», obra maestra de Cristóbal Ramos que fue coronada el 10 de octubre de 2015. Esta sala está dedicada a San Juan de la Cruz, fundador del convento en 1587. Encontramos un delicado conjunto de urnas conventuales con imágenes de diferentes misterios y advocaciones marianas: la del Carmen, llamada popularmente «la Palomita», que salía en las procesiones internas del convento; la «Inmaculada Concepción», atribuida a Luisa Roldán; la «Virgen del Rosario», atribuida a José Montes de Oca, y otras del «Tránsito», del siglo XVII (escuela montañesina) y la «Dolorosa», del XVIII. También algunos Niños Jesús, entre ellos el más difundido de la Orden, el «Niño Jesús de Praga» y un sugestivo «Niño Jesús de Cuna o Dormido» del XX.

La sala Revista Miriam, dedicada a la memoria de Fray Ismael de Santa Teresita, se pueden consultar los fondos de numerosas revistas que se reciben en la sede de Miriam como intercambio con la publicación que tiene la sede en este convento.  Y en la sala de Consulta encontramos numerosas revistas marianas de intercambio y de temática religiosa o de espiritualidad. Está dedicada la sala al gran investigador y difusor de la religiosidad popular mariana Juan Martínez Alcalde.

Abandonamos el Museo agradeciendo la amabilidad del Padre Juan y empapados del misticismo que allí se respira. Una perfecta conjunción de arte y religiosidad con el inconfundible sello devocional del Carmelo.

 

(Fotografías Carlos Rojas)