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Se lo merecían, era cuestión de tiempo, que alguna hermandad de Sevilla, se fijase en ellos, puesto que por calidad merecían entrar en Campana. Lo que nadie esperaba es que fuesen a caer en el Miércoles Santo, día que mucha gente pensaban que ya tenían cerrado, con algún contrato, con la Hermandad de la Paz y Esperanza de Córdoba. Porque después de la Magna del 2013, todo apuntaba a que iban a tocar con ellos. Pero no fue así y la Hermandad sevillana se adelantó y ha firmado un contrato que hará que por primera vez entre en Sevilla capital la Banda del Rosario de Cádiz.

Por calidad está banda puede competir con cualquiera de Sevilla y demostrar que no solo en la ciudad de la Giralda hay buenas bandas, puede crear incluso más rivalidad entre unas y otras consiguiendo mayor calidad ( si ello es posible). Ahora bien, algo que no me ha gustado es que se oigan a sevillanos, comentar que una banda de “fuera” no hace falta en Sevilla, que tienen bandas de muy buena calidad como para traer bandas de otras provincias. Y digo que no me ha gustado, porque si algo distingue a Sevilla de las demás ciudades andaluzas, es ese poder que tiene para todo lo bueno que le llega de fuera, adoptarlo y convertirlo en propio y levantarlo, hasta limites insospechados. Ocurrió, con el Dios de la madera, Juan Martínez Montañés de Alcala la Real ( Jaén) o Juan de Mesa, el imaginero del Dolor, ( Córdoba) o Felipe de Ribas ( cordobés también) o Roque Balduque. Así podríamos seguir, durante muchísimo tiempo. Pero con estos ejemplos, creo que puede imaginar uno, lo que quiero expresar. Sevilla tiene ese poder de atraer todo lo que pilla y hacerlo mejor. Hacer ver que hay gente que por ser de fuera de su ciudad, no lo quieren, me hace pensar que en las hermandades también se ha introducido el virus del miedo, por poder ver una banda “de fuera” que sea mejor que las de dentro y el orgullo capitalino, pueda quedar tocado.