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El regreso a San Lorenzo de «La Gracia Sevillana»

Este fin de semana se presentaba a la veneración de los fieles la Virgen del Dulce Nombre tras la restauración efectuada por Carmen Bahima.
Si bien en la anterior que realizó Manuel Tobajas se decidió respetar los repintes que el que fuera su vestidor Francisco Morillo le realizase sobre los ojos, ya que el criterio fue que formaba parte de la historia material de la imagen, en la actual se ha decidido suprimirlos, aparte de limpiar la encarnadura, con lo que bajo mi punto de vista, se ha ganado en una riqueza de matices que bajo esa capa de suciedad y repintes ya era inapreciable.
Se nos ha devuelto la Virgen que pintó Enrique Orce en el magnífico retablo cerámico que realizó, la que vistió Antonio Amians en el taller de Castillo y que marcó el hito de la Dolorosa castiza sevillana, creando un nuevo tipo en esta iconografía.
Pienso que ha sido algo acertado, necesario y en lo que todos hemos ganado.
Entiendo el impacto visual para sus devotos y lo comprendo porque yo mismo lo viví cuando en 1994 (si no me falla la memoria) volvió mi Virgen del Rosario de su restauración, pero creo que todos hemos salido ganando con una imagen que este Martes Santo lucirá en su paso en todo su esplendor.

(Jesús Romanov López-Alfonso)

Fotos: Victor González Felices