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El Cuerpo de Acólitos de la Buena Muerte

Este viernes el Cuerpo de Acólitos de la Buena Muerte tuvo su primera reunión de cara a la próxima cuaresma. Un grupo que poco a poco se va consolidando y donde no faltan las ganas por participar de la vida de la hermandad. En esta reunión se llevó a cabo un repaso de las distintas funciones del acolitado, observando su simbolismo y significado durante la celebración de la Eucaristía. Igualmente se establecieron los días de ensayo de cara a los días de cultos y el calendario de actividades a realizar.

La Buena Muerte de Córdoba, una hermandad pionera en muchos aspectos, es la primera que incorpora un cuerpo de acólitos a su cortejo y celebraciones. Se funda en 1943 y sus primeros estatutos son aprobados por el Obispo Adolfo Pérez Muñoz en 1944.

El  primer Cabildo de Oficiales, encabezado por el Hermano Mayor Enrique Luque Ruiz encargara al imaginero Antonio Castillo Lastrucci: “La traza, modelo y talla en madera y encarnaciones de un Jesús Crucificado bajo la advocación de Santísimo Cristo de la Buena Muerte, la cual estructura y sin menoscabo del sello original que imponga su autor, deberá tener concordancias estéticas y espirituales con el que del mismo nombre se venera en Sevilla, en la Iglesia de la Universidad, salido de las gloriosas gubias del muy ilustre maestro cordobés Juan de Mesa…”

En 1946, por entonces solo con el paso de Cristo, obra también de Antonio Castillo Lastrucci, la Hermandad realiza su primera Estación de Penitencia en la madrugada del Viernes Santo, inaugurando de esta forma una jornada inédita en Córdoba. El silencio y compostura de esta hermandad en la Estación de Penitencia ha sido siempre otra de sus señas de identidad.

La primera salida del paso de palio de Nuestra Señora Reina de los Mártires, aún inacabado por entonces, se remonta a 1951. En ella se conjugan los esfuerzos creativos de dos insignes artistas de la época. Jesús Domínguez en la orfebrería y Esperanza Elena Caro en el bordado. La bella imagen de la Virgen es obra también de Antonio Castillo Lastrucci de 1951, de rasgos marcados, mostrando un semblante de dolor contenido.

Pese a que la madrugada del Viernes Santo ha sido siempre el día habitual de salida de la Hermandad, este hecho ha tenido algunas excepciones. Desde 1961 a 1963, la Cofradía pasó a ocupar el primer lugar de la tarde del Viernes Santo. El cambio de jornada vino motivado por las modificaciones introducidas en el itinerario oficial por la Agrupación de Hermandades y Cofradías, que durante esos años fijó como carrera oficial el entorno de la Catedral.

En 1978, en el momento de salir, los costaleros profesionales que iban a portar los pasos realizan un plante, negándose a salir si no se atendían determinadas reivindicaciones. Ante este hecho, el Hermano Mayor, Francisco Berchez González, de acuerdo con la Junta de Gobierno, y ayudado por algunos voluntariosos de otras hermandades, se consigue completar una cuadrilla que ese año portaría el paso del Santísimo Cristo, quedándose en la Colegiata el palio de la Virgen. Esto dio lugar a la formación de una cuadrilla de hermanos costaleros.

En la actualidad son Enrique Garrido y Lorenzo de Juan los capataces encargados de llevar al Santísimo Cristo de la Buena Muerte y a la Reina de los Mártires respectivamente.

El Cuerpo de Ácolitos, uno de los grandes referentes de la hermandad, comienza una nueva etapa abierta a todos aquellos que deseen formar parte, a través de su correo electrónico buenamuertesilencio@gmail.com