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Una Corona de doce estrellas

“Una gran señal apareció en el cielo, una mujer vestida con el color del sol, una media luna a sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas…”

Como hace referencia este fragmento del libro del apocalipsis la imagen de María Santísima se interpreta con una corona de Reina, pues Dios la hizo su madre y la Reina de todo lo creado.

Haremos un breve recorrido por las diferentes coronas de las vírgenes sevillanas.

Como toda Excelsa Patrona, debe estar coronada antes que ninguna otra imagen mariana de la ciudad, y Sevilla no fue una excepción. La Virgen de los Reyes fue coronada canónicamente el 4 de diciembre de 1904, siendo la primera imagen mariana en tener esta distinción en Andalucía.

El acto se llevó a cabo en la catedral de Sevilla por el cardenal Ciriaco María Sancha, arzobispo de Toledo y primado de España, siendo aprobada previamente por la reverenda fábrica de San Pedro. Cabe destacar que curiosamente la patrona de Sevilla es la única imagen mariana en Sevilla que no ha sido coronada por un cardenal o arzobispo de Sevilla y tampoco tuvo madrinas ni padrinos para tal ocasión.

La realización de la Corona de Oro con la que habría de ser coronada la Virgen de los Reyes, no estuvo exenta de cierta polémica. Tras ser designado por un jurado el proyecto presentado por el afamado joyero José Lecaroz, se comprobó cómo dicho diseño no contaba con la inclusión de la mayoría de joyas regaladas por el pueblo, por lo que el Cardenal Spínola se vio obligado, ante la presión popular, a cambiar el diseño y el artífice. Finalmente fue elegido el Joyero Pedro Vives.

Fue realizada a base de donaciones del pueblo a modo piedras preciosas hasta un total de 11.960, y de oro de 22 quilates que alcanzaron un peso de 2.255 gramos. Hasta tal punto se respetaron las piezas donadas, que el cuerpo del ángel que en el frontal sustenta una pequeña corona, fue realizado aprovechando una enorme perla irregular que había sido donada por el Conde de Urbina. Las piedras de menor valor fueron engarzadas en el interior.

María Santísima de la Amargura fue coronada canónicamente por rescripto concesorio de la Reverenda Fábrica de San Pedro el 21 de noviembre de 1954, siendo pontífice el Papa Pío XII. Fue la primera Virgen de una hermandad penitencial sevillana en recibir ese honor.

La presea de oro labrada en las mismas dependencias de la Hermandad por el insigne Cayetano González Gómez en 1954 que para la ocasión le fue impuesta por el Cardenal – Arzobispo de Sevilla, Pedro Segura y Sáenz que, tras la coronación, le obsequió a la virgen la Cruz de su pectoral colocándosela en ese momento.

Las madrinas de la coronación canónica fueron las Hermanas de la Cruz debido a la estrecha vinculación que la hermandad tiene con la compañía desde su fundación, siendo la Virgen de la Amargura junto a Nuestra Señora de los Reyes las devociones marianas de Santa Ángela de la Cruz.

Aunque la imagen de la Esperanza Macarena fue coronada canónicamente en 1964, su corona fue diseñada en el año 1912 por el “genio” sevillano Juan Manuel Rodríguez Ojeda, y encargada su ejecución a la Joyería Reyes de Sevilla. Se sufragó con los beneficios que produjo un festival taurino organizado por Joselito el Gallo en la Real Maestranza de Sevilla el 14 de agosto de 1912, también con la herencia que recibió la hermandad de José Gutiérrez de la Vega, y con una multitudinaria colecta popular entre los sevillanos; el precio de la corona ascendió a 12.500 pesetas.

Bendecida el 27 de marzo de 1913, en una ceremonia celebrada en la iglesia de San Gil. Está realizada en oro de ley de dieciocho quilates, trabajado a buril esgrafiado. Se trata de una pieza del tipo imperial, compuesta por la tradicional ráfaga de rayos, entremezclados con motivos vegetales, constituyendo la primera pieza en utilizar esta ornamentación, coronados por estrellas, y la propia corona. La ráfaga está decorada con piedras preciosas y esmaltes, y está presidida por una cruz calada de diamantes. En su momento supuso una obra moderna e innovadora, y ha sido imitada posteriormente para la realización de las coronas de otras dolorosas.

Nos dirigimos hasta el número 57 de la trianera calle Pureza, allí vive la Esperanza del barrio, la Esperanza de Triana.

Su coronación fue aprobada el 7 de abril de 1983 por una bula pontificia de Juan Pablo II. El 12 de septiembre se le hizo entrega de la bula en su capilla, en una ceremonia presidida por el entonces cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo. La coronación canónica de la Virgen de la Esperanza de Triana es la primera aprobada mediante bula pontificia coronación canónica pontificia que se ha producido en la archidiócesis de Sevilla. La Virgen acudió a la catedral sin corona y en la jornada del 2 de junio de aquel año le fue impuesta la nueva presea de oro a la Virgen de la Esperanza.

Realizada por Francisco Fernández y Juan Borrero de Orfebrería Triana. Se realizó con oro de 22 quilates, reunido por medio de múltiples donativos de los hermanos y devotos, entre ellos los de la Familia Real ya que permitieron que se fundiera la pulsera de oro y topacios regalo de su camarera perpetua S.A.R. Doña Luisa de Orleans. La decoración tiene un estilo general neorrenacentista, pero pasado por un filtro regionalista que nos enlaza con algunos motivos característicos de la Hermandad y que proceden de diseños de la cerámica trianera. Está considerada por especialistas en la materia como una de las Joyas de la orfebrería contemporánea.

La Dolorosa de esta corporación nazarena, María Santísima de Regla, fue coronada canónicamente el 26 de septiembre de 2010, en la Catedral de Sevilla.

El taller de los Hermanos Delgado ha realizado este singular trabajo a mano, utilizando soldadura de oro. Se ha ejecutado en oro de 22 quilates, laminado en varios espesores. El puente esta realizado en 18 quilates, necesario para la sujeción de la cabeza de la Virgen.

Se trata de una pieza inspirada en la que realizó el maestro orfebre Palomino en 1841, la segunda corona más antigua que procesiona en Sevilla, y que es la que hasta ahora utilizaba la Dolorosa en sus salidas procesionales.

Los imperiales son un total de seis, estando decorados con hojas de acanto y esferas de oro. En uno de los imperiales la «firma» de un pan, concretamente un clásico bollo blanco haciendo alusión al sobrenombre de esta cofradía del Miércoles Santo hispalense.

Puede que no estemos ante una corona de coronación canónica, aunque este humilde servidor cree que la madre de Dios que vive en Sevilla, más concretamente en la Plaza de San Lorenzo, se lo merecería.

Se trata de posiblemente la corona más antigua que se encuentra en la ciudad hispalense. Se posa sobre las sienes de Nuestra Señora del Mayor Dolor y Traspaso. Una corona de plata dorada, con la peculiaridad de tener dos ráfagas una la que circunda el canasto y otra que la cubren horizontalmente. Llevando rematando la misma una Cruz pectoral del cardenal de la Lastra. En uno de sus punzones esta la firma de su autor Juan Ruiz.